viernes, 30 de abril de 2010

Un chiste y la teoría de la conspiración

Les voy a contar un chiste medio idiota:

Odio que cada vez que paso por el paradero de camiones en Metro Copilco el encargado me diga "súbale, súbale... Judío... súbale... hay lugar".
- ¡Ya le dije ayer que yo vivo aquí adelantito!

Y así todos los días...

La cosa con el chiste es que conecta dos hechos que son completamente independientes como si su relación fuera de causa y efecto, aunque bien examinados no tengan nada que ver entre sí (el hombre no me conoce, yo de judío ya nada más tengo la pura facha, es absurdo que me siga ofreciendo un lugar si cada vez que paso no me subo al camión y es la ruta que va al Cerro del Judío).

Todo esto sólo para recordarles que hace un año estábamos en plena histeria de la influenza, ok, con el debido respeto porque Natus piensa que ese es lenguaje machista decir la histeria, pero todos somos un poco histéricos, no como pensaba Freud que sólo las mujeres lo eran, y esa histeria produce neurosis, y las neurosis enfermedad.

Es raro conectar dos hechos tan diferentes como la famosa Influenza A/H1N1 y las matanzas recientes en Morelos como el nuevo Chupacabras o la Banda Sangre, y sin embargo lo hacemos continuamente y sistemáticamente aun cuando no hay como demostrarlo. También sería irresponsable negar hechos que si bien son dudosos en sus dimensiones y consecuencias, por el modo en que los medios de comunicación los maneja y la irresponsabilidad de algunos políticos, y vivir como si no pasara nada, así, la denegación es tan mala como la histeria, y produce desidia, y la desidia a su vez: enfermedad.

El problema con las teorías de la conspiración, como la de la Influenza A/H1N1 como invento mediático para promover vacunas innecesarias, en el que estaban coludidos varios gobiernos y organizaciones internacionales o que los gringos derribaron sus propias torres para lograr no se que beneficios mediante la guerra en Irak. A mi la teoría que más me gustaba era la mía: que la Influenza era para cubrir la entrada del Amero en circulación, y piénsenlo bien, que pasó con Hal Turner y su fabulosa teoría del Amero y la desaparición de EEUU, qué pasó con la Influenza, cuántos de ustedes se toparon con la Banda Sangre.

No digo que sea todo falso, o bueno, sí, la mayoría son exageraciones para vender, asustar y controlar, pero son cosas muy diferentes por un lado tener un grupo de grandes garcas organizados siguiendo un plan perfecto, y cuya mayor virtud es que todos sospechen algo pero no puedan demostrar nada, ni a favor ni en contra. Y algo muy diferente es el oportunismo de una emergencia real pero exagerada y que algunos políticos con delirios imperiales y otros con delirium tremens se suban al burro llamado Oportunidad y armen un desmadre diez veces mayor de lo que realmente es y sirva de pretexto para imponer, desaparecer, invadir, etcétera.

Las teorías de la conspiración funcionan más o menos como la ciencia, pero a diferencia de estas, que son deductivas, aquellas son inductivas, pasan de una serie de datos y de evidencias y las van concatenando y van de los efectos a las causas y establecen con su flamígero dedo moral, que la causa de todos los males son unos cuantos que están detrás moviendo los hilos.

Basta un cierto número de coincidencias para creer que de verdad están relacionados entre sí por necesidad. La causalidad es una cosa muy extraña con la que explicamos lo que vemos a partir de un elemento extra que no vemos o que no conocemos realmente y que mucho menos vemos actuar, pero si vemos sus efectos, es decir, ni vemos el tiempo, pero sabemos que es causa del cambio porque percibimos como las cosas cambia, y sabemos que las cosas cambian porque son diferentes a lo largo del tiempo pero no podemos decir en que consiste el cambio en sí mismo, hay explicaciones a nivel molecular, atómico, místico, pero en esencia es el mismo concepto de cambio, algo cambia porque sus niveles de exitación de las partículas elementales se modifican... sigue el espacio en blanco del “cambio” así no mas.

Bueno, me desvié un poco no más... ¡ah sí!

Las teorías de la conspiración funcionan básicamente igual, reúnen un montón de datos dispersos y aparentemente relacionados como una concatenación de causa y efecto, y generalmente las explicaciones o justificaciones resultan ser bastante más complicadas y requieren explicaciones secundarias (o sea, son malas explicaciones porque requieren más de lo que la propia teoría enuncia, como lo enuncia el teorema de la Navaja de Ockam, filosofo medieval). Pero no sólo eso, también llegan a conclusiones que justifican buenas razones pero no razones suficientes y nunca están fuera de la duda razonable, o como dicen por ahí: pasan agua.

Podrán decir que me equivoco en la definición de la ciencia como un método deductivo, de las causas a los efectos, o de lo que no se ve para explicar lo que si vemos, porque en realidad el método experimental es inductivo, d'oh, el mismo nombre lo dice: experimental, hay que experimentar con los efectos para llegar a las causas. En principio, la ciencia debería ser deductiva, fundamentar su conocimiento de manera racional y sólida, por ello la preocupación de Kant de establecer los juicios sintéticos a priori y apodícticos para la ciencia -incluida la filosofía-, es decir, el tipo de juicios que sin depender de la experiencia puedan ampliar el conocimiento que tenemos y que además sean ciertos siempre.

Esta preocupación viene de la crítica al dogmatismo de Hume, que dice que es absurda la enorme confianza que le tenemos a la ciencia y el método científico y que la único que podemos hacer es establecer reglas y normas que precisamente describan “regularidades” y “normalidades”, cosas que pasan seguido de un modo y que la aseveración que dice que “toda x que exista, esta x siempre tendrá una función a”, él lo dice en términos mas coloquiales, porque en realidad “hasta ahora ha sido así” y no tenemos ninguna buena razón para pensar que pudiera cambiar pronto, pero tampoco tenemos ninguna buena prueba de la relación entre causas y efectos, precisamente porque no las vemos y la conexión entre causas y efectos es especulativa, pero no conocida, no hay pues una conexión necesaria, simplemente es suficiente.

Las teorías de la conspiración fallan en ello, cómo la ciencia, en reconocer o en encontrar la conexión necesaria entre causas y efectos, la causalidad no es sólo la concatenación de dos hechos aparentemente relacionados sino la explicación de cómo se conectan entre sí. Pero las teorías de la conspiración van mas allá, dan un paso más que la verdadera ciencia, y com juntar alguno hechos con algunas posibles causas de manera mas o menos plausible, establecen lo que suponen una verdad incontrovertible, y tan es así que no necesitan demostrar nada más allá de la concatenación de los hechos y las razones que los impulsan, por ello, por muy coherente que sean, no están exentas de ser sometidas a un examen serio y riguroso porque difícilmente caen fuera de la duda razonable, y ante la duda, es mejor aclarar.

No podemos ser ni tan ingenuos como para creer todo lo que los medios oficiales informan de muchas cosas que suceden en el mundo, no ser tan escépticos como para cuestionarlo todo todo el tiempo; finalmente, ser tan escépticos nos puede hacer ingenuos si llegáramos a creernos cuanta teoría de la conspiración nos encontremos y vivamos conforme a estas y sus supuestas verdades, que nunca han demostrado plausiblemente y que simplemente se dan por hecho consabidos e incuestionables.

Espero haber sido claro, si no, ya saben que pueden criticar, corregir y ampliar en los comentarios. En realidad les debía esta explicación desde hace un año, por eso la etiqueta de “A veces se me va un poco el pedo” es tan divertida, porque es verdad: se me va el pedo y gacho.

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