lunes, 6 de diciembre de 2021

Ya quiero que sean vacaciones

Desde que tenía 12 o 13 años tengo la costumbre de iniciar mis vacaciones con cierto tipo de lecturas. En vacaciones de verano comienzo leyendo algo de terror o de misterio y al comienzo de vacaciones de invierno la lectura de inicio es siempre algo de Jorge Ibargüengoitia, ya a estas alturas varias cosas releídas. 

Tengo muy claro como comenzó esta costumbre. La literatura de horror fue porque mi padre me regaló un libro de cuentos de Sir Walter Scott al inicio de las vacaciones antes de salir de viaje familiar a Colima. Al año siguiente descubrí a H.P. Lovecraft y fue no más cosa de seguirse. 

Por otro lado empecé a leer a Ibargüengoitia porque mi hermano Álvaro me presto su libro de Instrucciones para vivir en México cuando íbamos de camino a ver a los abuelos, en Colima. Basta decir que es Jorge Ibargüengoitia y que hay que leerlo siempre que se pueda, aunque no sea sólo en vacaciones de invierno, pero es una buena manera de empezarlas. Quizás tenga que ver su temprana muerte a finales de noviembre, pero me gusta más el recuerdo de los viajes familiares. 

Este año me emociona particularmente porque encontré un libro que no he leído de Ibargüengoitia.