viernes, 27 de diciembre de 2013

Dos reflexiones para cerrar el año de reseñas de lecturas

1.
La Feria Internacional del Libro en Guadalajara se desarrollo hace unas semanas. Y por lo tanto fue el aniversario del episodio bochornoso de Peña Nieto en el que no pudo responder a la pregunta por los tres libros que marcaron su vida. ¿Tres libros? No mames, ¿neta? No poder responder eso es señal de ignorancia, seguramente.  Pero la pregunta tampoco es de altos aires intelectuales, es decir, no para quién la pregunta está dirigida, o no sólo, pues no pudo contestar, sino quién haya formulado la pregunta. Es como esos datos banales y superficiales que ponen en las secciones de fotografías de la prensa del corazón o de las publicaciones semi porno que llenan los puestos de periódicos, del país debo suponer. Ya saben, como en los Simpson, que Homero hojea su Playdude y ve la entrevista con Laura Miriam y dice "Eso no es bueno". Ese tipo de pregunta es la que pregunta por los tres libros que te cambiaron la vida.



Creo que ya dije que parte de lo que a mi me escandalizó fue la reacción moralina y gazmoña, la pretensión de superioridad intelectualoide y moralista de que quienes sí leen son mejores que los que no leen, sean candidatos presidenciales, cargadores de la merced, sexoservidoras, maestros y maestras, políticos, etcétera. Y que lo peor es que muchos de esos paladines de la lectura ni siquiera habían leído sus tres libros anuales, ya saben, el lugar común ese de que los mexicanos leemos sólo 3 libros al año. O podrían citar los mismos libros que Homero Simpson.



No padezco de regañonería crónica ni mucho menos vengo a sermonear o a aleccionar a nadie, nada más lejano de ello, pero lo que sí es cierto es que este año que me fije la tarea de hacer una reseña mensual de lo que leía a veces me preguntaba para qué o para quién, o si no estaría padeciendo del mismo mal que me pareció patético en su momento y yo no más estaba dando cuenta de lo que leía y que al final del año habría leído cuatro veces más que la mayoría de las personas. No lo sé. Es posible, no lo niego. 



2.
Realmente México es un país de malos lectores o más bien es un país no solo sin lectores en masa, más allá de los académicos y profesionales, intelectuales e intelectualoides, sino de pocos lectores y además malos y poco auto críticos. 

Y que muy probablemente pasa esto porque el mexicano promedio tiene necesidades mucho más urgentes e inmediatas que ponerse a leer, porque muchas veces tienen una pésima formación y no hay ni cómo hacerle para que lean y esas imposiciones de las buenas consciencias no necesariamente se vuelven usos o costumbres. Haría falta una campaña seria de alfabetización y de formación cívica para que la gente pueda entonces sí, libremente decidir si lee o no. 

En el fondo de está el mismo problema, o razón -aunque sea una mala razón-, de por qué la gente vende su voto: si no tienes ni que comer y alguien te ofrece una solución inmediata y sencilla, muy lejos de las abstracciones de "leer libera" o "un pueblo educado jamás será manipulado" o que "el voto es libre, universal y secreto", por supuesto que la mayoría que tiene necesidades inmediatas cederá ante las ofertas de "buena fe" o la presión. Y resultan reprochables por los otros, cuando en realidad son inenarrables para la clase media morigerada que blande su dedo flamigero para condenar y rechazar estas condiciones, pero que hace muy poco o nada para solucionar algo, no de fondo, pero si de forma... o de formación. 

Si a mi me preguntan cuales son los tres libros más importantes que leí este año podría dar una pequeña lista o dudar un poco, pero no podría decirlos categóricamente. Si me preguntaran por los tres libros que cambiaron mi vida yo creo que no podría responder de inmediato y seguramente cambiaría mi lista en repetidas ocasiones por el resto de mis días. Así que, a preguntas pendejas, respuestas pendejas, pero eso sí, chingos de pretensión e ínfulas de superioridad porque la ignorancia se asoma todos los días por todos lados, aun en nosotros mismos. 

Pero eso es lo que obtenemos en un examen superficial de un país que se burla de los otros por miedo a verse en ese espejo y que muchas veces esos alardes de superioridad son síntomas de un complejo de inferioridad mas bien triste. En país donde hay quienes piensan que leer Logicomix sustituye el estudio de la filosofía de Russell o de Wittgenstein, un país que no sabe estudiar a sus propios creadores y grandes intelectuales sin que te acusen de "intelectual orgánico", en el que la formación intelectual se reduce a "leer Teleguía, escribir a Teleguía... mmmh ¡Suscribirse a Teleguía!"... en fin, en un país de malos lectores, un monero es novelista.

Esto deberá archivarse en "Soy como el Abuelo Simpson".

viernes, 13 de diciembre de 2013

Jorge Ibargüengoitia - Sálvese quien pueda

Esta última reseña la adelanté por varias razones. 

Una de ella es para honrar a Ibargüengoitia, el pasado 27 de noviembre fue el 30 aniversario de su muerte y por un descuido imperdonable no lo recordamos en Ráfagas de Pensamiento. Vaya, llevamos años queriendo hacer una serie de cápsulas solo de él, y ésta que era la oportunidad perfecta simplemente se nos pasó, lo olvidamos. Lo difícil de hacer esa serie ha sido que tanto EPriani como yo somos fanáticos jurados y se nos ha dificultado escoger sólo 6 u 8 textos para publicar sólo 5 cápsulas de la serie de un mes. Yo creo que cada semestre deberíamos revisar a Ibargüengoitia, pero quizás sería demasiado.

Otra de las razones es que en en la reciente Feria Internacional del Libro de Guadalajara iban a hacerle un pequeño homenaje en la presentación de éste volumen que reseñaré e iban a estar regalándolo ahí mismo. De hecho es el mismo que estuvieron regalando el Día Nacional del Libro, que fue el 12 de noviembre (en el Natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz). Justo hasta ahora entiendo por qué fue Ibargüengoitia el autor que escogieron este año, que además es el número 33 de la serie de libros regalo del Día Nacional del Libro, si nos ponemos cabalísticos y sacamos la numerología porque además yo empecé a ser su fanS hace unos 20 años, pero no, de eso no se trata.

Y esa es la última razón, la personal. En los próximos días que iré a Manzanillo, a la casa familiar de siempre, con la familia, como cuando éramos niños, adolescentes, jóvenes y ahora de adultos. Ni siquiera es como que vaya a estar allá mucho tiempo y no me de tiempo de subir esta entrada. No, lo hago porque descubrí a Ibargüengoitia en un viaje a Colima, un diciembre (no sé si del 93 o del 94). Mi hermano Alvaro llevaba el libro La casa de usted y otros viajes, recuerdo que me lo prestó "para el camino", pero la verdad es que no lo volví a soltar hasta que lo terminé y luego se lo devolví. 

Recuerdo claramente que pensé que era una genialidad cómo escribía Ibargüengoitia, la desfachatez, el buen humor, los chistes elaborados y los chistes simplones intercalados con reflexiones muy serias y profundas, el rigor periodístico y narrativo que tiene, la inventiva que nunca es exagerada y sin embargo uno sabe que entre todo eso que parece ser cierto y familiar hay un tono fantástico; lo festivo y divertido al mismo tiempo que oscuro y hasta deprimente, mientras te mueres de la risa con lo que es mortalmente serio... En fin, tantas cosas que ahora que lo pienso influenciaron mucho la manera en que yo escribí durante años y que creo que aún lo hago.

Cuando en la secundaria y en preparatoria tuvimos que leer los libros que todos debieron haber leído: Los pasos de López, Los Relámpagos de Agosto y la obra de teatro El atentado y Maten a León. Yo no podía estar mas contento, leer algo que te gusta para la escuela es mil veces mejor que leer algo que detestas y además a huevo. Pero vayamos al asunto. 



Como casi todos los libros de Ibargüengoitia que no son novelas u obras de teatro, o para decirlo en una definición general: una unidad en sí misma, mucho del material recopilado proviene de sus columnas de los jueves en el Excélsior, me parece, por lo tanto pueden sentirse pasadas de moda o con los años encima si hacemos caso sólo a los detalles, pero en general, las ideas rectoras de una u otro comentario son actuales, horriblemente actuales. El problema con que muchos de los libros sean recopilaciones de textos sueltos es que tengo la sensación de que hay algunos artículos repetidos de otros libros, o quizás me confundo pues la primera vez que leí Sálvese quien pueda fue hace muchos años. 

El libro está dividido en tres secciones, cada una reúne ideas o temas similares, en la primera algunas sobre las mujeres y los niños llamada "Las mujeres y los niños primero" estratégicamente puesta al principio del libro. Digámoslo de una vez: si usted arma pedo de género cada vez que lee algún comentario o broma sobre las mujeres, o piensa que el humor que manejamos "los mexicanos" es machista y opresor de las mujeres, esta sección no es para ustedes. 

Los artículos sobre los niños son quizás los más autobiográficos y no me recuerdan tanto a mi infancia, pero por ejemplo, si noto algunas semejanzas entre lo que escribe Ibargüengoitia y cosas que me contaron mis padres de su propia infancia y alguna anécdota de mis abuelos y tíos abuelos en general, hombres y mujeres (no nos vaya a caer un ataque de paladines de la igualdad de género y me niego a escribir esas barbaridades de tod@s y demás mamadas). 

La segunda sección, llamada "Cuidado con los arrecifes" es en realidad una obra de teatro, "La conspiración vendida", que no es mala pero tampoco es lo mejor del teatro de Ibargüengoitia, hay quienes dicen que es el germen de lo que después se volvería Los pasos de López. Y por último, la sección que da nombre al libro tiene algunos artículos más sobre la vida diaria y el trabajo, la ciudad, la historia nacional y sus festejos que es quizás la mas divertida de las tres. 

El prólogo "La risa es sabia" de Alberto Ruy Sánchez  es nuevo y no sólo esta entretenido, sino que pone en perspectiva parte de la personalidad de Ibargüengoitia y de su historia personal que solemos pasar por alto, o al menos algunos de nosotros, al encontrar sus textos como una descripción de los mexicanos, asumimos que es universal, una f para toda x que sea mexicana. Pero no, o no sólo, sino que tiene mucho mas en su obra que también tiene mucho que ver con su historia personal, familiar y sus circunstancias. 

Además, Ruy Sánchez se encarga de recordarnos uno de los aspectos mas dolorosos de que Ibargüengoitia no esté ya entre nosotros: que nos hace falta para ver con buen humor el giro siniestro y ridículo que el país ha tomado en los últimos años y de como pudo haber hecho una contra-celebración oficial del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, y que habría sido infinitamente más inteligente, entretenido y popular que los actos oficiales. Pero ni modo. 

La verdad es que si se pueden hacer de una versión que no sea ésta, háganlo, pues al ser un libro regalo la edición tiene sus problemas: es un formato pequeño y de letra apretada, las hojas están pegadas, no cocidas y pegadas, así que las hojas se sueltan si lo abres completamente, y si no lo haces al cabo de un rato se vuelve cansado leer un libro a medio abrir. Aunque se agradece el gesto de regalar libros, y que es loable e importante, seguramente existen las re-ediciones de la editorial Joaquín Mortiz/Planeta -las normales- son más cómodas y deben ser baratas y fáciles de conseguir. 



Un libro altamente recomendable para terminar un año mas bien medio raro en el que escribí muy poco en el blog, eso me avergüenza y apena un poco pero espero corregir el próximo año, pero que sirvió para sacar dos o tres cosas de filosofía que tenía pendientes y son importantes. Mientras les dejo saludazos y les deseo lo mejor para lo que queda de este año y para el que sigue. 

viernes, 29 de noviembre de 2013

Jorge Cuesta - Obras Reunidas

No sé si la Navidad se adelantó, porque según yo para que un regalo de Navidad cuente como tal debe ser algo que quieras y que vayas a disfrutar, que aunque lo uses no es como para trabajar (esta condición está aquí para justificar los regalos como suéteres y calcetines y esas cosas que las abuelas regalan, como la mía). Además que me regalen libros es como el chiste de Mafalda en que Felipe le regala una flor y al ver que su casa está llena de plantas piensa para sí mismo que es como regalarle un cubo de azúcar a Fidel Castro (¡Ah!, los metatextos).



No sé si esto es exactamente una reseña de los dos libros de Jorge Cuesta (Obras Reunidas Volumen I y Volumen II) o más bien un comentario sobre Cuesta y sobre otros filósofos y la tesis pero bueno... aquí va.

Este libro de Jorge Cuesta lo estuve buscando por meses, lo busque en la biblioteca de mi padre tenía sólo el volumen 1-el de poesía, así que decidí que tenía que hacerme del volumen 2 -el de prosa y ensayos-. Hace unos días mi padre me lo regaló, dijo que era el último ejemplar que había, lo que lo hace confuso es que es algo que ciertamente disfrutaré leyendo, pero que en realidad lo necesitaba más bien por trabajo y para ciertas investigaciones filosóficas que estoy desarrollando y que no sé muy bien en que terminarán, o si las terminaré. 

Jorge Cuesta es un personaje muy raro, muy loco, su biografía es muy extraña y eso sólo se ve en su poesía, pues su prosa es mas limpia y centrada, aunque no exenta de exabruptos y ataques a personas e instituciones de maneras completamente gratuitas, aunque no es mas riguroso, mas científico en ello, su poesía, aunque lo pretendiera hacer de la misma manera (seria, rigurosa, científica) está como dislocada, parecería que no pertenecen a la misma persona. Tener los dos volúmenes y leerlos me ha dado una idea más completa de Cuesta, y sí, sí estaba muy loco, pero es importante leerlo para entender el pensamiento de los grandes intelectuales de México que no son ni de izquierda ni socialistas sino todo lo contrario.

He desarrollado el extraño gusto por leer a los clásicos no tan clásicos de nuestra Universidad y del país: leí mucho de Gaos, que al final ni figuró en la famosa tesis; leí mucho a Fernando Salmerón, que sí resultó útil; re-leí a Eduardo Nicol que bueno, Nicol es Nicol; entre otros. Acabo de descubrir a Pedro Castera, de finales del siglo XIX y bueno, Jorge Cuesta desde hace unos meses me obsesiona y sigo pensando que su ataque al marxismo es completamente superficial y fuera de lugar, pero es importante entender que lo hace desde su muy peculiar perspectiva. 

Digo lo de los clásicos no tan clásicos porque creo que hay un malinchismo filosófico e histórico, y hasta científico bastante triste en el país y en las Universidades. Mucha gente prefiere leer y estudiar a los autores de media tabla internacionales que los portentos y gigantes intelectuales nacionales, a los que esos medianos no les igualan ni les superan... pero al ser nacionales como que a nadie le gusta mucho que los relacionen teóricamente con ellos. 

Me di cuenta de ello ahora que estuve leyendo a Cuesta, cuando leí su ensayo anti marxista me descubrí a mi mismo pensando "Quién chingados es este güey como para hacer una crítica tan áspera y poco convencional contra Marx... ¡Marx!". Después recordé que ahora mismo está de moda criticar con mala fe y mala leche, y muchas veces de manera ignorante, a dos pensadores muy importantes: Marx y Freud, que un católico mexicano de principios del siglo XX lo hiciera tan virulentamente no es extraño, que muchas buenas conciencias intelectualoides de gustos refinados y morbo por lo raro lo retomen ahora, tampoco es extraño.

Pasa lo mismo con el entusiasmo actual que hay sobre la filosofía de la filosofía, que en mis tiempos se llamaba filosofía analítica y filosofía de la ciencia y eran parte de la epistemología. Un proyecto similar, si no es que el mismo, lo intentó hacer José Gaos hace mucho tiempo, vaya, hasta tiene un libro sobre eso y se llama justamente Filosofía de la filosofía. Y también, es filosofía pro analítica y pro científica, lo que pasa es que Gaos era muy disperso y sus obras de largo aliento demeritan frente a sus ensayos y trabajos mas cortos, o los mas largos son sólo recopilaciones de las más cortas, el resultado es que de el proyecto de Gaos nadie se acuerda, o se quiere acordar y esta visto como una cosa pinche decir que todos esos filósofos gringos o se están robando a Gaos o están repitiendo su trabajo porque no lo conocen (hasta sus alumnos, el proyecto de Villoro que arranca con Creer, saber y conocer y llega hasta sus últimos trabajos de ética/política tiene mucho que ver con la Filosofía de la Filosofía de Gaos)

También lo descubrí trabajando en la famosa tesis. Había mucha bibliografía disponible sobre divulgación de la ciencia en inglés, sobre todo de Estados Unidos y algunos del Reino Unido. Conseguir libros de los investigadores y divulgadores mexicanos es un puto desmadre, no hay nada en librerías, en las bibliotecas nunca están o ni los conocen y ni pensar en un libro-e o en un vil pdf. Simplemente no hay nada. Pero de la literatura que alcancé a obtener debo decir que ni los 300 libros en inglés le llegan a los talones a muchos de los mejores divulgadores de la ciencia. Lo digo en serio, y me da mucho gusto saber que casi el 80% de mi bibliografía es de autores mexicanos y el 50% deben ser de la UNAM. 

Creo que con la música pasa lo mismo y por eso no me gustan muchas bandas nacionales, que en vez de ver las cosas buenas y bien hechas de aquí se van por la fácil y buscan emular y copiar lo chafa y lo mediocre de otros países, pues esos a su vez copian a los buenos artistas, creadores, músicos, etcétera. La verdad es que cuando algo está bien hecho se nota, y destaca de entre toda la mediocridad y basura, sea nacional o internacional, y hay cosas que bien valen la pena acá.

No sé, no quiero una medalla al chovinismo pero tampoco creo que el malinchismo sea la onda, al contrario, obliga a mucha gente a ir bien lejos, intelectual y a veces físicamente para encontrar lo mismo, y a veces peor, que lo que tienen acá, enfrente de ellos. 

En fin, felices fiestas, que por cierto, son netamente religiosas y/o capitalistas, así que quienes tengan que re-examinar su ideología, aprovechen las vacaciones y lean a Cuesta y vean si pueden defender sus puntos de vista contra los de él. 

viernes, 22 de noviembre de 2013

Hace unos días regresaba con Katana de casa de Adri y puso esta canción de Dos Minutos. Tenía mucho tiempo de no escucharla y me movió muchas cosas, había pasado mucho tiempo desde la última vez que habíamos cruzado el DF escuchando punk rock y cantando como idiotas, aunque faltó Tets fue un momentazo.

Pero escribo hoy sobre eso y esta nota personal, que se ha vuelto una costumbre de cada año, porque me acordé de la Osa, pues es su cumpleaños. Y todos los años me pongo raro, melancólico y la echo de menos aunque luego se me pase y se me olvide... Si alguien la ve, mándenle mis saludos pero no la manden para acá porque sé que esta muy bien allá donde está. 

Este mes estuve copado de trabajo, pero al menos la reseña mensual saldrá a tiempo, de fotografía tengo que escribir más, o mas bien: tengo que resolver ciertas cuestiones con varios rollos y así, justo platicaba con Joven de eso, está igual, tiene una caja llena de rollos sin procesar, habrá que hacer algo.

jueves, 31 de octubre de 2013

Roberto Bolaño - Los detectives salvajes

Este libro me lo recomendó Tets al principio del año y no sé muy bien porque lo postergue tanto, pero bueno. Sirve para el final de año para irle bajando a la densidad de algunas cosas que leí y de algunas que reseñé antes. 



Debo admitir que una de las razones por las que posiblemente no lo leí de inmediato es que tiendo a desconfiar de los libros muy apreciados y muy recomendados por mucha gente, no de Tets, pero cuando vi que este era uno de los libros preferidos de mucha gente empecé a hacerme ideas negativas de él. Además, leyendo la reseña de la parte de atrás hubo algunos elementos que me hicieron sospechosear que era muy parecido, al menos en su premisa, a V de Pynchon, que es uno de mis autores preferidos de toda la vida. 

Sin embargo este es uno de esos libros que empiezas a leer y dices "bueno, el primer capítulo a ver que tal" y cuando te das cuenta llevas las primeras 150 páginas y no puedes dejarlo y tienes unas ganas tremendas de volver a él en cuanto puedas y te lo empiezas a chiquitear en las últimas 50 páginas porque no quieres que se acabe. Definitivamente Bolaño es uno de eso autores que tienen su reputación cimentada sobre algo real: su obra, por lo que se convierte en uno de esos autores cuya obra devoras en cuestión de meses y luego releerás por muchos años más. 

Dado que es una novela no hay forma de reseñar la trama o las ideas principales sin arruinarle a los posibles lectores algunos detalles o lo que llaman los espóilers broder, osea unos espóilers. Pero si puedo comentar algún par de cosas mas bien sobre la forma y algo sobre el contenido.

Lo que me recordó a V de Pynchon es precisamente el centro de la trama de la novela: la búsqueda de una mujer misteriosa a través de muchos años y muchos países, en el caso de la novela de Pynchon es precisamente la que le da el nombre a la novela; en el caso de la de Bolaño es una escritora posterior a la Revolución Mexicana, Cesárea Tinajero. Lo que particular e interesante a la novela de Bolaño es que los personajes principales no están en primer plano, los Detectives Salvajes, Arturo Belano y Ulises Lima no son los que cuentan la historia, y Cesárea Tinajero es el misterio no resuelto de la novela (y no es diré si la encuentran o no). Es una historia que se narra de manera indirecta. 

La novela está dividida en dos partes, la primera y la tercera son el diario de Juan García Madero, de cómo conoce a Arturo Belano y a Ulises Lima, como se integra al grupo de poetas, escritores y artistas que fundaron los dos poetas principales, y las aventuras que tienen en su búsqueda de la poeta Tinajero. Cuenta también algunas de sus propias aventuras de cómo se va integrando a un grupo de amigos, un grupo amplio de personajes que son todos memorables. La parte de en medio, la segunda, esta contada a través de testimonios de muchos otros personajes, como si fuera el material de un documental sobre los Detectives Salvajes y su búsqueda de Cesárea Tinajero, es de nuevo una narración indirecta en la que todos los personajes hablan de los principales pero estos no tienen voz propia, a pesar de atravesar la novela de tapa a tapa. 

Este estilo fresco y diferente, casi experimental es una de las razones por la cual la novela es tan disfrutable, así como el estilo del propio Bolaño y los personajes, no hay nada que sobre en esta narración, creo que es una de las mejores cosas que he leído en el último par de años por lo menos. Es por lo tanto, una novela que es muy recomendable y que hay que leer. 

Como nota anecdótica hay partes del libro, situaciones, personajes, ideas que me recordaron mi propia juventud y que esta novela que de haber conocido antes hubiera servido como es una especie de canon o modelo de lo que yo quería escribir justamente en mi adolescencia, por ahí del 97-99. Justo una historia en la ciudad, en el DF, donde un grupo de personas interactúa de muchas maneras entre sí y que la ciudad y el paisaje sean un personaje más. 

La novela de Bolaño no tiene los elementos sobrenaturales que mi primer intento de novela sí tenía (de la que ya hablé en oooootro blog muchas veces), pero si tiene dos características que CAzar elogio mucho en mi trabajo cuando leyó mi manuscrito: la capacidad de combinar el diálogo interno y el diálogo entre los personajes (aunque a veces eran un poco inconsistentes en cuanto a tono e intención -y calidad, el no lo dijo pero es la neta-) y lo que el llamó "una capacidad rara de seguir al personaje por donde quiera que vaya sin interferir y sin imponerle nada", cosa que esta novela también hace bastante bien. 

Debería visitar a Carlos algún día, lo vi hace no tanto pero era una situación... extraña, y de hecho ese día estaba con Tets y Lu. Hay mucha gente con la que debería re-conectarme y ahora que lo pienso, en parte de eso trata la novela de Bolaño, cómo conoces gente cuando eres muy joven que va definiendo muchas cosas de las que terminas haciendo cuando eres adulto... o las que terminas por abandonar.

Aún queda mucho por hacer, saludos a todos.

lunes, 7 de octubre de 2013

Empezando una doxografía con un fragmento

El rechazo sin ambages y sin matices, ya sea de la filosofía, el pensamiento o el trabajo de algunos autores o de ciertas épocas, es sin duda un síntoma equívoco: puede ser por dogmatismo, o por ignorancia... Aunque en ambos casos el rechazo opera básicamente igual y son igualmente alarmantes, de modo que no sé si realmente se puedan distinguir al final de cuentas. 

Un día de estos empezaré a escribir la Gonadología, será el compendio de las afirmaciones y ataques gratuitos y/o temerarios entre filósofos... pero también incluiré algunas cosas de gente común y corriente.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Bertrand Méheust - La política del oxímoron

Este mes he estado particularmente ocupado con cosas de Radio UNAM y de filosofía, pero no puedo faltar al compromiso que hice al principio del año de reseñar un libro al mes de los que leí en ese mismo mes. Ahora es el turno de comentar algo sobre La Politique de l'oximore, de Bertrand Méheust. 



La verdad es que no me esperaba un texto tan denso para el tamaño del libro, por lo cual se podrán imaginar que se trata de un trabajo abigarrado y lleno de ideas y de nociones que aunque interesantes pueden ser a veces un poco complicadas de hilvanar pues puede ser muy denso y hay algunos otros supuestos y tesis subyacentes en este texto que se refieren a otros: es pues un texto que se ubica en una discusión del autor con otros pensadores. Y debo admitir que es el primer libro de Méheust que leo, así que de ahí lo complicado. 

El libro esta dividido en dos partes según el índice pero en realidad son tres. La primera es sobre un repaso rápido y general sobre la sociedad occidental capitalista actual, y de cómo esa sociedad está agotando sus recursos materiales y abstractos (espirituales, culturales, ideológicos, etc.) para preservar su propia existencia, lo que resulta en una paradoja: cómo podemos conservar precisamente eso que estamos agotando continuamente. De ahí el oxímoron.

La segunda es la explicación precisa de que es esa política del oxímoron para preservar la sociedad que se esta devorando a sí misma, con ideas tales como "desarrollo sustentable" o la "agricultura razonable", inclusión de las minorías y de los grupos marginados, los derechos universales y su precaria relación con los derechos -o más bien los privilegios- de otros grupos de la sociedad; los derechos humanos, las "guerras preventivas", etcétera. Un oxímoron es justa la unión de dos términos contradictorios que dan lugar a una nueva expresión con sentido, el ejemplo más común es el de "silencio atronador", pero el de "desarrollo sustentable" es un buen ejemplo, sobre todo porque no ha demostrado su posibilidad real de existir. 

Es decir, la idea de desarrollo implica la transformación del medio, ya sea para bien o para mal, y entraña en el fondo la idea de progreso del positivismo: hay que hacer y actuar para mejorar, todo lo que se oponga a ello es un estorbo que hay que eliminar. Por el otro lado lo "sustentable" esta anclado en el concepto de conservar o preservar, el sustento es lo que sostiene algo, es lo que lo conserva (por ahí los filólogos y filósofos más clavados se van a ofender pero el término tiene algo, o mucho que ver con la "sustancia", lo que está "debajo o subyace" y "sostiene" al ente). El desarrollo implica cambio y movimiento, el sustento conservación y permanencia.

No es un libro que hable de darwinismo social o de la guerra entre culturas o el famos choque de civilizaciones, ni esas teorías conspiracionistas y paranóicas que le gustan a los grupos radicales, de izquierdas y de derechas por igual, sino que es un trabajo más bien centrado en la sociología y la psicología de masas, no tanto en la coyuntura política y las teorías de la conspiración, eso le da un valor agregado, no es un libro que se escandalice por o escandalice él mismo la situación actual y sus posibles desarrollos de seguir en ese escollo paradójico en el que nos encontramos, o si seguimos las políticas del oxímoron. Para decirlo claramente Méheust no cree que se trate de una aporía, solo de una dificultad momentánea que se puede resolver si nos olvidamos de los supuestos y de la ideología misma que sostiene la sociedad occidental capitalista, si superamos pues la paradoja sin caer en contradicciones. 

Cuando habla de los recursos materiales y de los abstractos en realidad lo que está haciendo es hablarnos de la estructura social, que es la infraestructura y la supraestructura de la que habla Marx. Además, la política del oxímoron es precisamente lo que Marx suele llamar la "ideología": todos los supuestos subyacentes y dados por hecho con los que opera la sociedad como conjunto amplio de personas que comparten -más que un idioma, un territorio o una cultura- una forma de vida, la del capitalismo, en la que hay dueños de los medios de producción y hay dueños sólo de su fuerza de trabajo. No es que sea un marxista romántico o peor aún: revisionista, por el contrario Méheust es bastante crítico y si mal no recuerdo no menciona ni cita a Marx, pero si han estudiado a Marx sabrán a qué y cuándo se refiere Méheust a su pensamiento. 

Y justamente esa es la tesis del libro, que la política del oxímoron, no es más que un aplazamiento de lo inevitable y de la búsqueda de ganancias a cualquier costo, incluso de la misma infraestructura que sostiene la supraestructura, pues al fin y al cabo en el momento en que las faltas o desaparición de la primera "alcancen" a la segunda, esta, la ideología, hará los ajustes que considere necesarios para sobrevivir, pero en todo caso es problema de las generaciones que vienen y no de estas -liberalismo a todo lo que da-. ¿Alguien recuerda la idea de "las contradicciones inherentes al capitalismo"? 

Eso es pues, puro marxismo, lo que pasa es que está mal visto y hay quienes piensan que no es actual y que lo han superado, y lo peor es que hay quienes estando de acuerdo con Marx creen que es cutre o que los van a ver feo si asumieran un compromiso abierto con las teorías que usan de Marx, y solo las usan, no las defienden. Quizás uno de los elementos de los que se desprende Méheust, y que con buenas razones podrían hacer todos los demás estudiosos y entusiastas de Marx es dejar de lado la teleología de su teoría: no hay un fin último de la historia ni nos dirigimos irremediablemente al final de esta forma de vida, pues hemos visto cómo se ha sabido adaptar y transformar, y ello no significa que llegaremos a la utopía que pensaba Marx, pero si hay que recordar que esas mismas contradicciones que están a la base del capitalismo son las que le costarán la existencia al capitalismo, Méheust ahí sí es más pesimista porque cree que dicho final es la muy posible desaparición de la sociedad y del ser humano. 

Esto lo explica en la introducción del libro, que es como de 2009, dice que es el momento de actuar porque es muy probable que aún no hayamos pasado el punto en el que no hay retorno, que todavía es posible revertir la tendencia con menos esfuerzo que intentar re-construir. 

Y ahí están las tres divisiones que no refleja el índice del libro pero si su desarrollo o que Méheust llama los "axiomas" de su texto: parte de la idea compartida por la inmensa mayoría de los sociólogos, que hay una diferencia clara entre cultura y naturaleza, y de hecho de esta diferencia depende toda la sociología. Lo cultural es precisamente la naturaleza modificada, la naturaleza domesticada, la naturaleza destruida. De ahí que se siga pensando que la domesticación de animales y semillas sea el origen de la cultura antes que el arte o la religión, que pueden o no ser independientes. 

Los tres axiomas, o ejes interpretativos de Méheust son uno social-histórico y precisamente uno naturaleza-cultura, con estos dos analiza a la sociedad actual y su desarrollo histórico, presente y futuro y sostiene que a partir de las interelaciones de los elementos de estos dos ejes es que se desarrolla la historia. Cabe mencionar que de nuevo estas dos ideas deben mucho más al marxismo de lo que aparenta. El tercer eje es el de la naturaleza en sí misma. 

Este es un concepto incómodo en sí mismo porque es difícil hablar de la naturaleza en sí mismas cuando somos una especie socializada y aculturada, no podemos evitarlo o escapar de ello, es más, difícilmente podríamos hablar de la naturaleza independiente o inmaculada como lo podríamos suponer con la idea de "naturaleza en sí", pero Méheust necesita introducir este eje para apoyar su idea de "recuperar el balance" antes que seguir en el "desarrollo sustentable, pues a lo que apunta es que hay que restituir parte de esa naturaleza para que la vida de la especie continúe sin problemas. 

Hablar de las cosas en sí y de a naturaleza en sí no es algo que la filosofía haga sin cierto rubor, pues después de Kant y Hegel la mayoría hemos aceptado que no hay modo de hablar de las cosas en sí y que no hay tal cosa pues todo depende de nuestra percepción y racionalidad -es un rollo muy largo para un apunte marginal de este texto, así que pido que me lo concedan así sin más-, pero hay entre ciertos filósofos y sociólogos franceses de la segunda mitad del siglo XX (Michel Serres, Bruno Latour, Edgar Morin, etc.) que se han planteado seriamente el concepto de La Naturaleza, como los recursos no renovables de los que dependemos pero que ellos no dependen de nosotros, sea territorio, fauna o flora, y que tenemos que empezar a entender a cabalidad y que tenemos que incluir en nuestra idea de desarrollo y progreso. Sin embargo, no creo que valga la pena extenderme mucho al respecto pues no es un ensayo sino una "pequeña" reseña del libro en cuestión.

Méheust no es solo deudor de esta escuela en cuanto a este aspecto y otros conceptos, también está dialogando con todos ellos, por ello es un libro tan denso a pesar de su tamaño más bien pequeño. No sé si exista traducción al español pero es un libro muy recomendable para poder ver más allá de lo inmediato y pensar en el futuro, en recuperar el equilibrio antes de seguir con el desarrollo sustentable, esa idea me gusta. 

martes, 17 de septiembre de 2013

Cuatro días para el equinoccio

Y yo no tengo ni cámaras nuevas bien hechas o cámaras viejas mal hechas y sí tengo mucho trabajo pendiente (motivo por el cuál no había escrito este mes en el blog). 

Que falten cuatro días para el equinoccio y que yo no tenga cámaras listas -o tiempo para prepararlas bien- no significa que ustedes no puedan hacer las suyas, si tienen tiempo y ganas, no más les avisaba.

Como siempre me sorprende la llegada de septiembre, y con el equinoccio llega el otoño. Pero debo admitir que, por primera vez en muchos años no me encuentra en medio de tribulaciones y cavilaciones perfectamente inútiles, tal vez, porque este año tome mis precauciones e hice un calendario mas o menos efectivo... 

Y ya, debo todas las entradas del mundo de nuevos tutoriales y de viejos tutoriales, pero debo acabar esto pronto, de hecho esta casi terminado. 

Saludazos

viernes, 30 de agosto de 2013

Amos Oz - Contra el fanatismo

Reseña rápidona de un libro pequeño pero de contenido importante que no hay que pasar por alto: 


Amos Oz, Contra el Fanatismo

Es un libro conformado por tres conferencias que Oz dio en Tubinga, Alemania, en 2002 y 2003 por lo que se le conocen también como "Las conferencias de Tubinga", que podría ser un título más adecuado que el que tiene, pues contrario a lo que dice el título sólo la primer conferencia habla directamente del fanatismo y las otras dos son más bien sobre el oficio de escribir. 

La primer conferencia tiene un análisis interesante, no muy complejo, mezclado con algunos elementos anecdóticos de su propia vida en las que caracteriza de manera general a los fanáticos. Este es un punto que hay que considerar y agradecer pues no se trata de señalar y demonizar a algún grupo específico, nación, religión o ideología, sino que da una definición general que se puede aplicar a más de uno y que nos permite reconocer las actitudes fanáticas de muchas personas que podríamos considerar razonables y mesuradas, pero ninguno de nosotros está exento de caer en estas actitudes. 

La caracterización que hace del fanático como una persona mono temática, centrada en los demás más que en sí misma, sumamente gazmoña, hipócrita e incluso falta de sentido del humor es uno de los puntos mas importantes de su primer conferencia. No da la definición así, de golpe, como una definición de diccionario sino que a lo largo de la primer conferencia lo va delineando, lo va caracterizando, lo va definiendo poco a poco, mientras lo va criticando y al final pone en evidencia un punto muy importante para combatir el fanatismo, que no es ni la tolerancia al fanático y la aceptación dócil de cómo es, que es la solución fácil que como se podría asumir. 

No, lo que Oz nos propone es una cosa muy diferente, y de hecho es el punto común con las otras dos conferencias. El razonamiento de Oz es que las características del fanático tienen a encubrir o a borrar la alteridad, incluso a negarla. El fanático no desea la desaparición simple y llana de sus enemigos, quiere aniquilarlos para que sus semejantes, aunque menos radicales, se vuelvan como él: fanáticos. El enemigo externo es un medio para dominar al enemigo interno. 

La propuesta de Oz es sobre todo la aceptación de la alteridad y de la diversidad, pero sin ser una aceptación ciega, o dócil, sino que tiene que ser realista, incluso intolerante pero no violenta, dice que, antes que hacer el amor y no la guerra lo que hay que hacer es construir la paz y defenderla. 

Ese punto de vista es interesante, e impopular, la libertad y el amor y la tolerancia no son la solución para el fanatismo, sino de una forma de autocontención que puede ser intolerante, pero ojo: sin violencia, para mantener la paz todo lo que sea posible. 

Una lectura sumamente recomendable para los tiempos que corren en este país... y en muchos otros. 

lunes, 26 de agosto de 2013

No he subido solarigrafías pero si he estado trabajando en ellas

Últimamente he estado pensando mucho en cómo mejorar las cámaras que uso para hacer solarigrafías. Sigo convencido de que el modelo de latas es el mejor y más duradero, sólo que hay un par de detalles en la forma en que yo armo las cámaras que pueden y deben mejorar. 

Para empezar la manera en que sello la parte superior de la lata: la cinta de aislar puede ser útil para sellar algunas cosas pero cuando está a la intemperie se endurece, pierde su adhesivo con bastante rapidez y se rompe. La pintura es otro elemento que tendré que cambiar, empezar a usar pinturas de aceite que resistan mejor los cambios del clima. Y también fijar el papel de alguna manera a las paredes de la lata, pues algunas cámaras que he cosechado en los últimos meses han terminado por doblarse completamente en algún momento dado de la exposición y no he obtenido los resultados deseados, ojo: no han sido malos resultados pero no son del tiempo planeado. 

Pero sobre todo el problema del estenopo es un problema que me ha tomado algún tiempo resolver. Hace unos años DLópezCalvin me decía en una serie de correo-e que intercambiamos, que lo importante era hacerlo bien y realmente pequeño y calculado para que los resultados fueran los deseados y no tan azarosos, claro, si los comparamos con los suyos que son realmente espectaculares (acá en Flickr: galería 1, galería 2 y galería 3). 

Resulta que por la manera en que yo estaba perforando las latas los resultados han tendido a tener una "resolución" menor, incluso "quemada" y que tengo que buscar la manera de hacer el estenopo realmente pequeño.

También recientemente he descubierto recientemente que ellos usan ya todo un proceso semi industrial para hacer sus cámaras y aunque uno pueda pedirles que envíen una cámara parte de su proyecto es recuperarlas y procesarlas ellos mismos, lo que representa dos problemas: 

- Uno no puede abusar y pedir 20 cámaras gratis al año y ello le quita una parte que considero muy importante de la fotografía en general y más de la estenopéica: el proceso de armado de la cámara. Armar tu propia cámara te involucra más que sólo usar una, el resultado es distinto, aunque sea malo o no sea lo que esperábamos, involucrarnos en todo el proceso nos da una idea completa de cómo funciona el proceso. 

- Segundo, al tener que mandar de vuelta la cámara, o eso es lo que esperan que haga uno, uno pierde en cierta forma el resultado, aunque te mandarán una copia en alta resolución y eso para poderlo imprimir, pues a mi no me resultaría igual de emocionante y sorprendente como cuando uno mismo cosecha y procesa su solarigrafía. No sé, manías mías. 

Pueden ver cómo hacen la cámara en este enlace, es casi el mismo diseño que yo uso, finalmente se lo copie hace algunos años y nunca he negado ese hecho, pero el proceso es mucho más profesional, incluso semi industrial. Échenle un ojo, no pierden nada, al contrario, aprenderán mucho. También revisen la página de todo el proyecto acá: Time in a Can

Finalmente, he llegado a una conclusión sobre cómo hacer el estenopo de la cámara sin tener que usar un torno profesional ni nada, todo se reduce al tamaño del instrumento con que hacen el orificio y su eficacia, es decir: consigan el alfiler mas delgado que tengan a la mano y hagan el mínimo de presión sobre el aluminio pero lo suficiente para atravesarlo, de tal manera que el orificio sea lo mas pequeño posible. No metan el alfiler mas de lo necesario ni lo muevan de un lado a otro porque eso agranda y deforma el estenopo, y si para sacarlo se ven en necesidad de hacer este movimiento lateral, entonces lamento informarles que su estenopo no sirve. 

Literalmente se trata de "nada mas la puntita" y listo (si son mexicanos sabrán de que hablo y de que no hablo). 

En la imagen un orificio bien hecho (1) y el otro (2) está mal:
Bueno, no sé ve bien, pero la idea es que el orificio se lo mas pequeño posible. 

La siguiente tanda de cámaras las armaré con algunos de estos cambios, de hecho creo que lo más conveniente seria actualizar o hacer un nuevo tutorial con estos cambios, pero lo veremos, aunque no lo crean he estado muy ocupado y tampoco se trata de actualizar cualquier cosa, pero bueno, saludazos a todos. 

lunes, 5 de agosto de 2013


Aquí, no más, preparándome para un encargo, que no es exactamente trabajo pero bueno, ahí va la cosa. 

Hace unos meses Rayo me preguntaba porque no ya no subía fotos a Flickr, les respondí en parte con esta foto:

Esos son sólo una parte de los rollos pendientes que tengo. Si todo sale bien en esta semana, dentro de 8 días habrá muchos rollos más... y seguramente en el proceso el Gabo me preguntará lo mismo de siempre y tal vez ahora sí se arme el palomazo y arme mi proyecto musical mil... o algo así.

Espero poder mandar procesar todo pronto, pues algunos son de 2011 de un proyecto ya no tan secreto pero sí pausado desde hace tiempo. 

Lo bueno es que después de meses de posponerlo, hoy por fin fui a mi tienda/laboratorio de mi preferencia y confianza y vi que no les ha ido tan mal y que siguen más que dispuestos a procesar rollos experimentales y llaneros. 

Eso alienta. 

viernes, 26 de julio de 2013

Henry Rollins - Get in the van: On the Road with Black Flag

Todos los años desde hace unos 14 años, me corto el pelo a la manera de los mohicanos, que a veces creo que es una costumbre muy juvenil pero que al mismo tiempo me recuerda algunas características de mi mismo juvenil que no debería olvidar, y que si bien puede sorprender y hasta resultarle chocante a algunas personas, creo que eso es lo que menos me importa. 


La foto que sostengo debe ser del verano del 2003, ese año no obtuve mi título de filosofía como debía, pero por lo menos sí tenía mi bebida preferida que sostengo en la foto, se llamaba Filósofo, y era un dizque whisky con agua quina no se de qué marca y podía ser nauseabundo y dar unas crudas bien culeras, pero fue un gran descubrimiento. Luego se puso de moda y se volvió muy mainstream entre estudiantes de filosofía en FFyL, la neta. 

La cosa es que, también releo con bastante regularidad, una vez al año si es posible, el libro que sostengo en esta otra foto:
Henry Rollins - Get in the van: On the road with Black Flag

Es un documento interesante y mas o menos importante, pues aunque sean los diarios personales -y seguramente editados- de Henry Rollins cuando estaba con Black Flag, una banda extremadamente under y perseguida por sus posiciones políticas y forma de trabajar: su logo es la bandera negra estilizada del anarquismo, el arte de sus discos y tocadas hechos por Raymond Pettibon y la llamada ética DIY con que operaban como una familia/mafia/pandilla. Pero que en el fondo era un montón de jóvenes expresando su malestar y descontento en una sociedad que aún no consideraba eso como una comodidad, como un producto de lujo para la adolescencia y la prolongación de ésta. 

Lamentablemente hoy día Black Flag, o por lo menos sus playeras, son insignia hipster. 

Lo interesante y lo importante de este libro es como de primera mano HRollins nos cuenta las experiencias que tuvieron girando por todos los Estados Unidos, cómo eran básicamente bien recibidos en las costas del país y que todo lo que quedaba en medio era una especie de prueba de resistencia y de lealtad a la banda y a sus principios. De cómo en los pocos días libres que tenían Rollins podía ver a la gente en la calle y confrontar sus decisiones de vida y trabajo frente a los demás, esos que han escogido el camino llano y bien pavimentado de "lo que hace la mayoría", y de cómo se convence día a día, madriza tras madriza, arresto tras arresto, que al final de cuentas esa es su vida y que la ha escogido a consciencia. 

Es ese tipo de cosas que vale la pena recordar de vez en cuando. 

Es un documento importante porque de los cinco o seis años que Rollins estuvo con Black Flag sólo dos se mantuvo la alineación original: Greg Ginn, Chuck Dukowski, Roberto "Robo" Valverde, e incluso con Dez Cadena que ya no cantaba pero sí como segunda guitarra. Después de salida de Cadena, Dukowski y Robo y la entrada de Kira Roessler como bajista y Bill Stevenson en la batería la banda vive sus dos últimos años mas o menos estables, pero cuando estos dos abandonan la banda dejando a Ginn y Rollins como únicos miembros permanentes de la banda empiezan a funcionar como banda de puerta giratoria: entran y salen músicos y la banda tocaba bien pero no suena como una banda.

El libro se centra básicamente en esos seis años, desde que HRollins conoce a la banda, acepta intempestivamente la invitación intempestiva de que se una a ellos, las primeras giras con la alineación original, las giras con la última alineación estable, y por último las dos o tres giras catastróficas donde se ve (o se lee) como la banda esta cayéndose por todos lados como un viejo automóvil en neutral que baja a toda velocidad y acelerando por una calle mal asfaltada y que sus tripulantes saben que pronto chocarán contra algo más fuerte que ellos mismos. 

También tiene un montón de fotografías muy buenas  de muchos de mis fotógrafos preferidos de la época y de la escena, así como memorabilia que acompañan el texto.

Aprovechando esta metáfora del camino mal pavimentado cabe aclarar de una vez por todas una cosa, que en los 90 haya podido existir una explosión de la música "alternativa" se debe a dos o tres factores que operaron en los 80, sí, esa década tan decadente tenía cosas buenas. Una de ellas era precisamente el trabajo de Black Flag y su disquera la SST, si no me creen chequen su catálogo y verán que en los 80 sacaron montones de discos de bandas que hoy son de culto, este es el lado punk. Por el otro lado esta algo más pop la disquera IRS que tuvo el buen tino de publicar los primeros discos de R.E.M. y básicamente eso pero también en ayudarlos a organizar buenas giras sin necesidad de tanto dinero. En la mitad están los Butthole Surfers y su sello Latino-BurgerVille, que son tan raros y fuera de lugar que ellos tuvieron que formar su disquera para poder sacar sus discos y a ellos debemos parte del artsy-fancy rock. 

Esto entonces se llamaba DIY o Do It Yourself, también conocido como indie porque las bandas hacían todo el trabajo para grabar, promocionar, armar giras, el arte de los discos, todo de manera independiente. O como en el caso de R.E.M. lo hacía una compañía pequeña sin mucho capital. Desarrollaron un circuito de bandas, disqueras, estaciones de radio, lugares para tocar, donde era bienvenida u propuesta musical y donde se reunía la gente que estaba en los márgenes de la sociedad quería algo más que no estaba ni en la radio comercial ni en la MTV. 

Después aparece la disquera Sub Pop que podríamos decir, es la que capitalizó todos estos esfuerzos e hizo productos "alternativos" que podían ser consumibles por masas cada vez mas grandes y que de hecho lo logró cuando vendió el contrato de cierta banda mas o menera a la disquera de David Geffen. La historia completa y con detalles la pueden encontrar en el fantástico libro de Michael Azerrad Our Band Could Be Your Life, también altamente recomendado

Luego, ya en la primera década del siglo XXI les dio por llamar Indie a un movimiento musical guitarrero, sin más y sin mucha propuesta musical ni muy diferente a los estilos mainstream, pop y comerciales que explotaron en esa década. Pero además, una vez que la idea de que el DIY era posible y que podía ser un buen negocio, muchas bandas se fueron por la vía independiente y sacaron sus propios discos e hicieron sus propias giras. No está mal, lamentablemente se volvió una escena indulgente y mas bien mediocre, pues una banda mala que no conseguía contrato con un disquera grande podía sacar su disco y hacer su gira sin mucho problema, algunas de ellas eran muy populares, por cierto. Algunas bandas muy buenas hicieron pocos discos, giraron menos y se disolvieron en la noche de la vida nocturna y "la escena rockera", perdón: indie o que ahora son motivo de adoración hipster.

No crean que sueno a viejo amargado, es que es cierto. El "Indie" de esa época es mas bien pop y ni siquiera es independiente. Y sobre la indulgencia y la facilidad con que una banda mala podía grabar y distribuir sus crímenes contra el buen gusto, y para que no crean que soy parcial o poco objetivo, pues no más basta con mencionar la banda en la que estuve, pero la diferencia es que Mono Capuchino como banda sólo quería compartir sus debrayes e ideas y no volvernos ricos y famosos y rockstars. 

El libro de Rollins finalmente nos recuerda, o: me recuerda que hay que rendirle honores a quienes honores merecen, y que muchas de las posibilidades, estilos y éticas de trabajo tan manoseadas y desvirtuadas hoy día vienen de lejos y gracias a los esfuerzos de un montón de gente que se quedó en el camino, o que siguen trabajando en cosas, menos vistosas pero igualmente importantes como lo han hecho casi todos los ex-Black Flag, sobre todo HRollins. Y me recuerda cual es la parte importante de tocar: que te guste lo que haces.

También pienso que valdría la pena hacer una especie de genealogía y volver a los principios y a las definiciones originales, sin ser dogmáticos, pues en honor a toda esa gente que trabajó durante años para lograr expresarse y poner al alcance de otros su arte y sus ideas justamente combatiendo el deber ser y el dogmatismo y poner las cosas en su justa dimensión, por eso hay que leer y escuchar a estos nuevos clásicos. 

En fin, corto esta reseña porque podría seguirla y creo que he escrito ya lo suficiente.

viernes, 19 de julio de 2013

Apunte marginal

Hace unos días platicaba con alguien, no es que me lo reserve, es que no recuerdo quien era, a cosa es que hablábamos de lo que él llamaba la "indignación de sofá", que es diferente al iLiketivismo. En el segundo el iLiketivista se limita a expresar su indignación y sus ganas de hacer su revolución por medio de las redes sociales, cree que es suficiente transmitir mensajes y compartir información en las redes sociales sin llevar su compromiso más allá, es decir no necesariamente salir a la calle a marchar, o no necesariamente subirse a la sierra y rifarse como es debido. 

El "indignado de sofá" no es como los otros indignados que va y hacen un campamento en plazas públicas y ocupan esos espacios para manifestar, bueno, no se qué porque la indignación es un buen comienzo pero no es un fin, esta bien mostrarse indignado y señalarlo, pero ello debería conducir necesariamente a la acción, cualquiera que sea. Finalmente creo, puedo estar equivocado, pero la indignación es pasiva, y sumamente reactiva, y no, no se necesita más de eso para hacer la famosa y tan manoseada revolución, o eufemísticamente: EL cambio social. 

El "indignado de sofá" esta indignado pero ni siquiera sale de casa y ni siquiera participa del supuesto debate e intercambio de ideas que se da en las supuestas redes sociales, pues esos intercambios solo radicalízan, los involucrados reafirman sus ideas y buscan imponerse a los demás sin escuchar/leer lo que los otros están exponiendo, es en pocas palabras perfectamente inútil. El "indignado de sofá" ni siquiera eso, quizás vocifere y exprese su indignación y su opinión mientras lee el periódico o en una conversación. Nada más. 

No estoy diciendo que yo haga algo más, ni siquiera estoy seguro ya de que estas ideas quepan en este blog que se había especializado en fotografía llanera y experimental, y algunas reseñas de libros, pero justamente mi punto es que hay un punto medio entre hacer en serio las cosas o no hacerlas, y que hablar de hacerlas en el fondo es no hacer nada. Ya sea iLiketivista o "indignado de sofá"... porque en el fondo el tipo de acciones que hay que tomar es el tipo de cosas que no se dice que lo vas a hacer, lo haces, desapareces un buen día y pasas a la clandestinidad (y ya, y seguro con esto podría quedar etiquetado y ser sujeto de espionaje, pero si de verdad yo fuera a unirme a una guerrilla, pues me uno y ya, no bloggeo sobre eso, no hago iLiketivismo ni me quedo en la sala de la casa). 

Había escrito algo sobre ello hace unos meses, el día de la revolución, es la entrada en que recomendé/reseñé unos cuantos libros sobre algunas posibles consecuencias de asumir una actitud más activa en ese "cambio social", o revolución, que debería ser el nombre (la entrada es ésta). 

Pero también sé que no me hacen caso, muchas veces he dicho un montón de cosas que a los tantos meses, a veces años, les cae el 20 y resulta que es lo más obvio y de dominio público. Es más, muchos iLiketivistas e "indignados de sofá" ya ni leen este blog, pero no pierdo nada con recomendarles este blog y sobre todo esta entrada

Tengo la impresión de que esta chica -bueno, ya no TAN chica- es más o menos mi contemporánea de FFyL y seguramente conocemos gente en común pero no la termino de ubicar muy bien, pero en su blog hay muchas reflexiones muy interesantes e importantes sobre los suceso de verano del año pasado y de como al final no pasó nada de nada, digamos que las entradas de 2009, 2012-13. 

Me gusta en parte de su conclusión final 

Cuando no puedes trabajar en nada más, hay que trabajar en la revolución. Pero trabajar en la revolución es un suicidio. Cualquiera puede matarte en cualquier esquina y robarte el dinero, una víctima más de la delincuencia en la ciudad. O atropellarte, una víctima más del tránsito. Por supuesto, primero intentarán vías más civilizadas como sabotear o pervertir tu supuesta revolución.

y sobre todo la frase: 

Y si nadie te persigue, entonces man, no estás haciendo una revolución.

es aniquiladora, no hay más, pero es verdad. Como dijo en una platica de bienvenida de Alfabetización del Cole Madri cierta maestra con la que tuve mis diferencias teóricas, pero esto nunca se lo discutí: los tibios no se comprometen... y por eso el mundo no arde en llamas pero hay pequeños esfuerzos que hay que celebrar y apoyar. 

No sé, no sé ni siquiera porque escribí esto, pero espero que pronto tenga sentido. 

lunes, 8 de julio de 2013

El miedo en Occidente de Jean Delumeau

Esta reseña debió salir el último jueves de junio, pero por muchas razones no fue así, una de ellas es que no había terminado de leer el libro. 



No sé que tengo con la Historia pero siempre que me harto de leer filosofía leo algo de esta disciplina, y no me lo tomen a mal historiadores, no lo demerito ni digo que sea una lectura ligera, al contrario, si alguien les dice que leer historia es como leer una novela sean tan amables de darles de mi parte una saludable y fuerte patada en los genitales (testículos u ovarios, que también son ovoides, como huevos). 

Uno puede leer una buena novela desparramado en su sillón preferido o de plano recostado en la cama, leer historia no, o por lo menos a mi me exige estar sentado, en mi escritorio o alguna mesa donde pueda leer cómodamente, muchas veces porque estas obras tienen un montón de datos, de estadísticas, de documentos antiguos, de citas de todas -absolutamente todas las demás disciplinas: arte, ciencia, humanidades, etc-. están llenas de referencias cruzadas, chistes velados y críticas sanguinarias en comentarios marginales... creo que por eso me gusta leerla. 

El libro de Delumeau es un tabicón de más de 600 páginas y no tiene tantas estadísticas ni un aparato tan técnico como otros libros de historia, lo que sí es es un compendio erudito de mil fuentes y documentos de una parte muy específica de la historia, se centra en un periodo histórico específico y en un continente específico, Europa aunque el título del libro diga que es Occidente, pero qué es Occidente sino la cultura basada en las tradiciones greco-latinas y judeo-cristinas. Contrario a lo estrecho que este horizonte podría parecer, en realidad es una obra que resuena bastante en nosotros en estos días porque aborda un fenómeno cultural que ha existido siempre y que seguira existiendo mucho tiempo más, y que lo vivimos de la misma manera, justamente como occidentales en parte, nos guste o no.  

Hay que reconocer que tiene a virtud de llevarnos por este paseo sobre el miedo por lo menos desde la baja Edad Media hasta el apogeo de la Modernidad (siglo XVIII) sin perder el hilo de una argumentación eficaz y limpia, que se basa en una estrategia muy simple: oponiendo el uso del miedo por los poderes fácticos (sí, la Iglesia, los reyes, y después los Estados nacientes, otra vez la Iglesia y los políticos, entre otros; pero también la misma sociedad en su conjunto y grupos específicos de la misma sociedad), frente a los sujetos que se vuelven motivo de miedo (el mal, lo ultramundano, la muerte, los espectros, la enfermedad), y que generalmente se concreta en sujetos de marginación y encono: las mujeres, los judíos, los musulmanes, los bárbaros, los nativos salvajes, los pobres, los extranjeros, lo otro, lo diferente. 

Y sobre todo hay que reconocerle esto: desarrolla su argumentación sin llegar a ser un sermón moralino de por qué temer es marginar y por qué no deberíamos hacerlo (como éste oootro tabicón con tema similar, pero tratamiento muy inmediato y pobre, y con una perspectiva maniquea, que reseñé hace unos años). Por lo tanto se agradece la objetividad y pulcritud con que Delumeau desarrolla su estudio histórico. No deja de ser una obra magna, digna y erudita, por lo tanto densa, muy densa pero nunca abotagada o insufrible, y en general muy interesante.

La desventaja es que bueno, es un libro grande y denso, uno no lo puede -ni debe- leerlo aprisa, hay que leerlo poco a poco e incluso hacer pausas para digerir la información que te está dando, siendo honestos empecé a leerlo en enero, y en general leo dos o tres libros así al año pero justo por eso, porque me los dosifico a lo largo de meses. ESE sí es un buen consejo de cómo leer Historia y no que se lee igual que la literatura. Y que muy probablemente uno tendrá que hacer algún tipo de apuntes porque luego del aluvión de información uno cree perder detalles y elementos que son importantes y que muchas veces, efectivamente, Delumeau retoma a lo largo del libro. 

Otra desventaja, o tal vez una ventaja, es que no aborda el fenómeno en su aspecto psicológico, ni siquiera se acerca a la época en la que aparece el psicoanálisis. Es una desventaja porque podría parecer que le falta una pata para sostenerse, pero puede ser una ventaja porque no introduce más elementos de otra disciplina además de los que ya tiene, la historia, la historiografía y algo de sociología, con referencias cruzadas a la filología, filosofía, teología, ciencias naturales y las paranormales, su estudio sobre algunas tradiciones esotéricas es interesante y completo, aunque claramente en deuda con el libro Las brujas y su mundo de Julio Caro Baroja que mencioné en alguna de las entradas de diciembre.

Un libro muy recomendable si quieren saber cómo funciona y ha funcionado en términos sociológicos e históricos esa rara sensación que nos invade alguna vez en la vida, sin sermones ni falsa moralina ni excesos retóricos ni falsas esperanzas de hacer una revolución televizada, twiteada y iLiketivista... bueno, el libro es viejo, la versión francesa es como del 78, pero aún así una lectura indispensable para estos tiempos de escandalosa manipulación y sospechosismo.

sábado, 6 de julio de 2013

Google Reader

Quizás lo sepan, o tal vez no, pero la gente de Google decidió desconectar el Reader, una poderosa herramienta para seguir sitios con actualizaciones de contenidos mas o menos constantes pero imperceptibles, es decir, no como las actualizaciones de cada mil años de ciertas bandas que cuando lo hacen cambian toda la página o de la Facultad de Filosofía y Letras en las que las actualizaciones llegan después que el Twitter, el FB o la misma Gaceta UNAM (ver para creer). 

No, era el complemento ideal para Blogger, podías saber cuando actualizaban alguno de tu gigantesca lista de blogs que sigues sin tener que estarlos visitando todos todo el tiempo. 

En fin, una decision extraña. 

Si no sabían tal vez tampoco estén leyendo esto porque no sé quienes habrán actualizado sus suscripciones y si en ese proceso habrán copiado el enlace de este blog. Pero no se trata de chantajear a la gente. Sino de esto: Yo estaré usando dos sustitutos, quizás hasta que me acomode a uno solo y desecharé el otro. 

Por un lado el Feedly, que me recomendó el Otto, es un plug in para el Chrome -si no me equivoco-, que supongo puede funcionar con el Moxilla Firefox, no lo sé, que tiene la ventaja de ser eso, un plug in que puedes abrir sin tener que abrir la página cada vez que quieras entrar a leer tus actualizaciones, el problema es que tiene un diseño muy limpio, demasiado limpio, no ves nada de información hasta que no le das click al cuadrito semi trasparente indicado y así. 

El otro es el Old Reader, que como su nombre lo dice es un émulo del viejo Reader, no del que acaban de desconectar sino el anterior, tiene la ventaja de ser una interfase mas o menos familiar y ese sí con toda la información visible y que puedes ir filtrando. La contra es que es de esos freewarez que luego te piden cooperacha -a veces cada vez que lo abres- y que no es muy claro cuanto tiempo pueda mantenerse así, en plan "pura buena onda". 

Todas las demás opciones, como Bloglivin' y esas weas la verdad es que están más pensadas para teléfonos inteligentes y tabletas y tienen un diseño similar al del Feedly pero peor porque los cuadritos no se ven y son minúsculos y emulan mas la interfase del Tumblr que de Blogger: chingo de imagenes que crecen y decrecen y aparecen y desaparecen y pocas palabras. Me desesperan esos diseños, por muy limpios y modernos que sean, odio que las cosas no aparezcan sino hasta que estas sobre ellas, literalmente. 

Y bueno, ya, pronto actualizaciones con más contenido y mas pensado, que espero puedan leer através de algún buen sustituto del Google Reader. Quizás termine por suscribir este blog al Google+, no lo sé, tengo que pensarlo.

¡Ah! Y debo la reseña del mes pasado pero he estado ocupadón, lo sé. 

Hasta la próxima, saludazos.

lunes, 24 de junio de 2013

Lluvias de verano

He escuchado a muchos amigos y conocidos quejarse de las lluvias y de los problemas que traen consigo. Incluso ha figurado en las noticias locales. Lo leo todos los días en mi timeline de Twitter. 

Sin embargo a mi no me molesta, quizás porque no estoy en la ciudad diario ni tengo que moverme por rutas complicadas en horas pico. Creo que en realidad siempre me ha gustado la lluvia de verano.

Se dice que hace mucho tiempo no teníamos un verano en serio, de hecho en DF todas las estaciones son un poco parecidas, no se distinguen tanto en el paso una de otra sino en los polos opuestos: es decir, si se nota una diferencia entre verano e invierno pero el paso de la primavera al verano o del verano al otoño no son tan rápidos, sino graduales. El verano debe ser caluroso y soleado en la mañana y llover torrencialmente en la tarde noche y amanecemos de nuevo con calor y sol.  

Me trae buenos recuerdos este tipo de veranos, sobre todo porque el último "verdadero verano" que realmente "pasé" en la gran ciudad no tenía problema con la lluvia, sus inundaciones y el tráfico que provoca. Podía salir de la Facultad de Filosofía y Letras en medio de las peores lluvias e irme cerca de la ENAP, en Xochimilco, aunque lloviera torrencialmente, aunque el tráfico estuviera de la chigada... yo tenía una meta que hacía no sólo tolerable todo eso, sino una pequeñez, estando ahí todo valía madre, incluso que luego tuviera que irme hasta el Ajusco, para hacer tareas y luego, al día siguiente clase de 7 todavía con las consecuencias y el horrible calendario de después de la huelga del 99-2000...

Lo que hace uno cuando es joven, y está enamorado.

(Archívese en "cosas que debí haberle dicho")