jueves, 28 de febrero de 2013

Zizek y la defensa de la intolerancia

Si yo fuera editor de Zizek le habría propuesto otro título para este libro, a saber Denuncia de la hipocresía, o que quizás lo usara como subtítulo.

Esto no se debe a un capricho o a una cuestión de gusto, si no de estilo, pues creo que esta idea describe mejor el contenido del libro que el de Defensa de la intolerancia. Voy por partes pues como la mayoría de los libros de Zizek tiene mucha más información de la que el pequeño volumen podría exibir en el caso de otros autores, y com siempre señalaré ventajas y desventajas de texto.

Empezando por las desventajas. 

1. Desventajas del libro.
El análisis de Zizek aunque es vigente y tiene resonancias en nuestra sociedad en este momento específico si adolece de cierto envejecimiento y de un sello específico de su origen y destino. Es decir, es un texto que delata muy claramente que fue escrito a finales del siglo XX, principios del siglo XXI, con los problemas propios de Europa de Este, su multiculturalismo y su apertura democrática de finales de la decada de los 80. Lo cual no está mal, pues es el principio de muchas de las situaciones que tenemos que enfrentar hoy día en el mundo: el capitalismo globalizado como única y omnipresente forma de organización social y la vorágine de la ultraderecha empresarial y política; el descrédito de la izquierda política y peor aun: el derrumbe de la izquierda económica; y lo acomodaticio e hipócrita de las "buenas conciencias" de posiciones de centro y moderadas. 

La otra desventaja es meramente de estilo, y es que sin que esté realmente dividido en tres partes, el libro si tiene tres momentos muy distintos que se notan al leer el libro pero que no queda del todo claro como conecta una cosa con la otra. 

Empieza con la definición del multiculturalismo y de cómo se proclama una tolerancia hipócrita con los extranjeros, los que son diferentes, los adversarios políticos y que lejos de admitir la posible animadversión que les tenemos, se usa la tolerancia como un medio de marginación y distinción toda vez que supuestamente su finalidad es la integración a la sociedad, pero lo interesante es quienes usan la tolerancia de este modo no son el Estado o los poderes fácticos de las sociedades, sino las propias minorias que se cobijan bajo el manto de la tolerancia para separarse de la sociedad y conseguir algún tipo de privilegio y distinción sobre el grueso de la población "que no son ellos" y que se los debe por la opresión de años. 

En el segundo momento Zizek analiza el fin de los regímenes del socialismo real en Europa del Este y las lecturas sesgadas y tramposas de la realidad y la cultura de otros grupos sociales, es decir: el fracaso del socialismo "real" y la imposición sin trabas del capitalismo no se debe al fin de la historia ni a que las sociedades socialistas estuvieran listas para el capitalismo así no más, sino que en el fondo, el andamiaje de corrupción y de negocios privados del capitalismo ya existía en los países socialistas pero con otra fachada. Así mismo, como el "regreso" de los mismos governantes a través de elecciones democráticas a los pocos años no se debe al desencanto del capitalismo, es que no había más opciones políticas que las mismas que habían desarrollado y manejado los regímenes socialistas a lo largo de años y años en el gobierno. 

Aquí la hipocresía consiste en pensar que los mismos modelos económicos y políticos sirven en todo el planeta y que las pequeñas diferencias culturales son de segundo orden, y su versión actual, que es pero: que por esas pequeñas deferencias culturales, económicas y políticas no podemos y no debemos intervenir en el desarrollo de otras sociedades aun cuando presenciemos abusos contra los derechos humanos, destrucción, guerra inenarrable y horror en la sociedad civil. 

Por ejemplo, es más fácil condenar y criticar a Israel porque es la única democracia con igualdad de géneros y participación amplia de su sociedad en el medio oriente y todo lo que pasé en Gaza, Irán, Siria, etc es incomprensible para nosotros y por lo mismo no debemos interferir en sus asuntos internos, como la opresión de mujeres, ancianos, niños y otras minorías; peor aun, parte del horror de lo que sucede en esos países es nuestra culpa. 

Lo que conduce al tercer momento del libro, que es un poco menos consistente, pero en fin, analisa el feminismo, que en su lucha por la apertura por espacios y por la igualdad de géneros ha descuidado las diferencias que existen entre los mismos y que siente una repulsa radical contra todo intento de conciliación y que con suma intolerancia exige la reivindicación de sus luchas y sus fines, pero exclusiva y radicalmente para las mujeres, o concretamente: para las feministas. 

Y eso es lo que lleva a la conclusión de que la atomización de las luchas y los intereses en la sociedad produce una neurosis y una psicosis socialmente activas y funcionales, pero no necesariamente saludables. Hay algunos pasajes mas oscuros que no terminan de ser ni filosóficos ni históricos, sobre todo sobre la tercera parte, o eso parece si olvidamos el hecho de que Zizek es, además, psiquiatra, de modo que cuando se pone a hablar de psicopatologías, complejos, reacciones y otros temas de psicología tiene buenas razones y buenos argumentos para ello y generalmente complementan muy bien sus ideas, aunque luego le da por mezclar todo en un párrafo con alguna oscura referencia cinéfila. Pero eso es parte del encanto de leer a Zizek.

2. Ventajas del libro.
Bueno, además de que soy un gran fan declarado de Slavoj Zizek, hay que reconocer en este libro que logra efectivamente, sin rodeos y sin reboso una denuncia de la hipocresía disfrazada de tolerancia casi impecable, y que defiende a la intolerancia como posicionamiento político claro y firme y no navegar según la corriente y no como una mera forma reactiva de oposición/defensa frente a lo extraño, desconocido o diferente. La palabra clave para la intolerancia que propone Zizek es la congruencia entre lo que pensamos, lo que hacemos y lo que decimos y no tres esferas separadas, independientes aparentemente y que eso produce cierto grado de psicosis

La hipocresía subyacente a la tolerancia, y que Zizek dice que deberíamos cambiar por una dosis de intolerancia política, se ha filtrado a todos los grupos políticos e ideológicos de la sociedad, es decir, ya no es de uso exclusivo de gazmoños y fariseos "bien pensantes" y "bien actuantes" (lo que Hegel llama las buenas conciencias y que con el paso del tiempo y por razones históricas se les identifico claramente con la iglesia católica y sus seguidores, pero eso ya no es tan preciso, si acaso alguna vez lo fue). Y donde calado ondo es en toda la pletora de movimientos que son "políticamente correctos" -curiosa simetría con la "buena conciencia"- de pensamiento progresista y de defensa de las particularidades de un sin fin de grupos variopintos, de toda tendencia ideológica, pero mucho más marcado a la "izquierda", porque la "derecha" defendería más la "tradición" y la "normalidad".

Por ejemplo, sobre la vigencia y virtud del texto en el caso de México, claramente podríamos esperar que esta forma de hipocresía podría presentarse en los grupos mas radicales y conservadores de la derecha y la ultraderecha nacional, pero esto no es así, esta actitud de exigir un nivel alto de tolerancia a una minoría que en la práctica es absolutamente intolerante con el pensamiento de otros es la izquierda, militante y activista del país. Un ejemplo bien claro son los grupos de activistas de la UNAM, esos que Ruba llama equivocadamente "hippies" o "estudiantes" que constantemente señalan los abusos, atropellos y la intolerancia con que son tratados por la sociedad, pero cuando uno no está de acuerdo con ellos, de intolerante, nazi, pro judío, vendido y demás epítetos no te sacan, aun cuando podrías estar de acuerdo con ellos en algunos elementos de su discurso, si no piensas como ellos y no eres como ellos tu opinión no vale para nada. 

O una curiosa distinción y separación entre lo que se convirtió el movimiento estudiantil #YoSoy132 de los grupos originales los 131 alumnos de la Ibero, o como los de Mas de 131 o o los de #YoSoy132 de distintas asambleas de universidades privadas frente a las asambleas de las universidades públicas, donde, hay que decirlo sin rubor, se sentía un cierto desprecio hacia unos y resentimiento hacia los otros (expresiones de desprecio que de pronto aflora encubierto en la mierda de programa ese Sin Filtro de ForoTv). Distanciamiento y oposición que se notaba claramente en las manifestaciones y en las distintas opiniones que vertían a los medios masivos de comunicación o en cómo cada una de las asambleas fijaba su posición sin dejar de señalar que ellos eran la asamblea específica de la institución específica y se deslindaban de los demás tal como los griegos con los bárbaros, ya saben, "nosotros somos el faro de luz y de civilización y los demás puro barbarismo".  

Otro tanto se podría decir de los últimos comunicados del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, por voz del Sup Comandante Marcos. También del Dalai Lama y el Tibet y sus entusiastas libertadores iLiketivistas.

3. Conclusiones.
Definitivamente es un libro que tendrían que leer todos los entusiastas de... bueno, básicamente de todo: de personajes públicos, de partidos políticos, teorías económicas, movimientos sociales, religiones, luchas de minorías, etc. Es un poco vergonzoso terminar por reconocer más de una actitud detestable de lo "politicamente correcto" no sólo en amigos, conocidos o familiares, sino en uno mismo.

Sobre mi posición sobre ese movimiento y la llamada Primavera Mexicana no diré nada porque no corresponde aquí, solo lo uso de ejemplo. Sobre el Zapatismo tendría que decir mucho más, pero tengo que pensarlo con calma, respecto a ese tema dudo que exista alguna manera de exponer mi posición sin ofender o agraviar a nadie (exactamente como en el 94-96 ¡que retro!).

Lo que hay que denunciar por medio de la intolerancia es pues, es la hipocresía de las minorías cobijadas por la tolerancia y que separan y sobajan a otras minorías, finalmente, como dice el propio Zizek, la idea de normalidad como hombre de mediana edad, blanco, rico, poderoso y con propiedades resulta ser la minoría más pequeña y que la mayoría de las personas si no son parte de una minoría, por lo menos si son "peculiares" o particulares, o ellos mismos. Pero en vez de pensar en un movimiento como el del 99%, los Ocupa-esto-y-aquello Zizek proponía que admitamos un cierto grado de intolerancia como la capacidad de disentir y de fijar claramente nuestras ideas y pensamiento, de no estar de acuerdo con lo políticamente correcto sin que te tachen de fascista o intolerante, y que curiosamente te señalen con medios, argumentos y  expresiones propias de fascistas e intolerantes. 

Lo mas feo de todo es que Zizek se convirtió en uno de los héroes o personajes emblema de los movimientos del 99% o del Ocupa-esto-y-aquello y creo que la deliciosa ironía que encerraba su propuesta de más intolerancia contra la tolerancia hipócrita fue coptada, le quitaron no solo los dientes sino las garras y todo lo que podía hacerlo realmente una propuesta peligrosa e interesante para la sociedad, pero bueno, luego me acusan de ser demasiado radical dentro de mi apatía conformista pequeño burguesa y así.

jueves, 21 de febrero de 2013

Obsesivo y procrastinador

No se si la combinación tiene sentido, clinicamente hablando, parecería contradictoria (quizás Rayo, Adri o Miriam puedan decirlo). La cosa es que en esas ando desde hace un par de semanas con la famosa "nueva" tesis que de pronto se parece más de lo que debería en términos de eficacia a la famosa "vieja" tesis. 

Bueno, en realidad creo que así soy con casi todo casi todo el tiempo.

Pero todo bien, no estoy ni muerto ni de parranda.

Saludazos.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Parménides, Heráclito y ahora también Euclides

Estoy en el terrible momento en que me doy cuenta de que, para poder hacer exactamente lo que quiero, tengo que acercarme a la rama de la filosofía que menos me gusta y para la que menos talento tengo... 


Y sin olvidar a los treinta mil autores que debería volver a estudiar aunque originalmente parecían tan ajenos a esa vieja idea, que es como la verdad definida por Nietzsche: como un relámpago en medio de la noche, lo ilumina todo en un instante, y después sólo nos queda la intuición de cómo es el paisaje en el que estamos parados. 


Mucho trabajo aparentemente estéril, pero ese proyecto filosófico sigue siendo importante, al menos para mi.

lunes, 4 de febrero de 2013

No es sorprendente que no estemos sorprendidos

No justifico ni intento explicar de ninguna manera las versiones oficiales sobre la explosión de la torre B2 del complejo de oficinas de Pemex en la Ciudad de México. Lo que si cuestiono es la enorme red de sospechosismo y de teorías de la conspiración que se teje desde el primer momento en que se supo que había habido una explosión en dicho edificio. 

Lo que me parece muy mal, así como la explosión y la explicación dudosa y bastante cuestionable que han dado las autoridades, es que hay quienes crean con las mismas "sólidas" bases pero con pruebas diferentes que las de la explicación oficial la teoría de la conspiración afin a sus filias y fobias: que hay un complot para vender Pemex u ocultar actos de corrupción, que todo es culpa de Andres Manuel López Obrador, que es nuestro 11 de septiembre (no más que en un 31 de enero y con repercusiones y destrucción menos escandalosa), que es el complot judío-masónico para apoderarse del petróleo mexicano, etc.

El chiste de Magú lo saqué de aquí.


Pero lo que me parece mas triste de todos es cómo esos conspiracionistas y sospechosistas de todo lo que sucede en este país no sean congruentes con su mismo sospechosismo y sus famosas "cortinas de humo". Cada vez que hay un problema serio, según ellos lo cubren con cortinas de humo, ya la liberación de FCassez, o ya sean perros asesinos en Iztapalapa, el rumor de los grupos de Antorcha Campesina que venía a linchar defeños, la influenza A H1N1, el disparo a Cabañas o TT y hashtags hirientes en las redes sociales con los que todos se enganchan y denuncian las cortinas de humo y los elementos de distracción sin darse cuenta, o probablemente conscientes de ello, que discutir si es o no una cortina de humo es entrarle a juego, inmovilizarse y orbitar el problema desde el sospechosismo y en buena medida del conformismo: basta con denunciar la teoría de la conspiración, pero no hay nada que podamos hacer para evitarlo/detenerlo. 

La explosión está ahí, no hay que buscarle más, no creo que sea una "cortina de humo" para otra cosa porque esa otra cosa debe ser mil veces peor... Lo que necesitamos es dejarnos de teorías de la conspiración y exigir una explicación que esté más allá de toda duda razonable y dar la batalla para que las autoridades deslinden responsabilidades, y hagan una buena investigación -o al menos sea razonable-, no entregarnos de antemano a la duda y la sospecha que no abonan en nada a que este país se deje de tales discursos y nos hagamos mas responsables.

Hay un chiste de Abel Quezada sobre la verdad desnuda, lo buscaré y lo pongo cuando lo encuentre. 

Fin del comunicado.