lunes, 8 de julio de 2013

El miedo en Occidente de Jean Delumeau

Esta reseña debió salir el último jueves de junio, pero por muchas razones no fue así, una de ellas es que no había terminado de leer el libro. 



No sé que tengo con la Historia pero siempre que me harto de leer filosofía leo algo de esta disciplina, y no me lo tomen a mal historiadores, no lo demerito ni digo que sea una lectura ligera, al contrario, si alguien les dice que leer historia es como leer una novela sean tan amables de darles de mi parte una saludable y fuerte patada en los genitales (testículos u ovarios, que también son ovoides, como huevos). 

Uno puede leer una buena novela desparramado en su sillón preferido o de plano recostado en la cama, leer historia no, o por lo menos a mi me exige estar sentado, en mi escritorio o alguna mesa donde pueda leer cómodamente, muchas veces porque estas obras tienen un montón de datos, de estadísticas, de documentos antiguos, de citas de todas -absolutamente todas las demás disciplinas: arte, ciencia, humanidades, etc-. están llenas de referencias cruzadas, chistes velados y críticas sanguinarias en comentarios marginales... creo que por eso me gusta leerla. 

El libro de Delumeau es un tabicón de más de 600 páginas y no tiene tantas estadísticas ni un aparato tan técnico como otros libros de historia, lo que sí es es un compendio erudito de mil fuentes y documentos de una parte muy específica de la historia, se centra en un periodo histórico específico y en un continente específico, Europa aunque el título del libro diga que es Occidente, pero qué es Occidente sino la cultura basada en las tradiciones greco-latinas y judeo-cristinas. Contrario a lo estrecho que este horizonte podría parecer, en realidad es una obra que resuena bastante en nosotros en estos días porque aborda un fenómeno cultural que ha existido siempre y que seguira existiendo mucho tiempo más, y que lo vivimos de la misma manera, justamente como occidentales en parte, nos guste o no.  

Hay que reconocer que tiene a virtud de llevarnos por este paseo sobre el miedo por lo menos desde la baja Edad Media hasta el apogeo de la Modernidad (siglo XVIII) sin perder el hilo de una argumentación eficaz y limpia, que se basa en una estrategia muy simple: oponiendo el uso del miedo por los poderes fácticos (sí, la Iglesia, los reyes, y después los Estados nacientes, otra vez la Iglesia y los políticos, entre otros; pero también la misma sociedad en su conjunto y grupos específicos de la misma sociedad), frente a los sujetos que se vuelven motivo de miedo (el mal, lo ultramundano, la muerte, los espectros, la enfermedad), y que generalmente se concreta en sujetos de marginación y encono: las mujeres, los judíos, los musulmanes, los bárbaros, los nativos salvajes, los pobres, los extranjeros, lo otro, lo diferente. 

Y sobre todo hay que reconocerle esto: desarrolla su argumentación sin llegar a ser un sermón moralino de por qué temer es marginar y por qué no deberíamos hacerlo (como éste oootro tabicón con tema similar, pero tratamiento muy inmediato y pobre, y con una perspectiva maniquea, que reseñé hace unos años). Por lo tanto se agradece la objetividad y pulcritud con que Delumeau desarrolla su estudio histórico. No deja de ser una obra magna, digna y erudita, por lo tanto densa, muy densa pero nunca abotagada o insufrible, y en general muy interesante.

La desventaja es que bueno, es un libro grande y denso, uno no lo puede -ni debe- leerlo aprisa, hay que leerlo poco a poco e incluso hacer pausas para digerir la información que te está dando, siendo honestos empecé a leerlo en enero, y en general leo dos o tres libros así al año pero justo por eso, porque me los dosifico a lo largo de meses. ESE sí es un buen consejo de cómo leer Historia y no que se lee igual que la literatura. Y que muy probablemente uno tendrá que hacer algún tipo de apuntes porque luego del aluvión de información uno cree perder detalles y elementos que son importantes y que muchas veces, efectivamente, Delumeau retoma a lo largo del libro. 

Otra desventaja, o tal vez una ventaja, es que no aborda el fenómeno en su aspecto psicológico, ni siquiera se acerca a la época en la que aparece el psicoanálisis. Es una desventaja porque podría parecer que le falta una pata para sostenerse, pero puede ser una ventaja porque no introduce más elementos de otra disciplina además de los que ya tiene, la historia, la historiografía y algo de sociología, con referencias cruzadas a la filología, filosofía, teología, ciencias naturales y las paranormales, su estudio sobre algunas tradiciones esotéricas es interesante y completo, aunque claramente en deuda con el libro Las brujas y su mundo de Julio Caro Baroja que mencioné en alguna de las entradas de diciembre.

Un libro muy recomendable si quieren saber cómo funciona y ha funcionado en términos sociológicos e históricos esa rara sensación que nos invade alguna vez en la vida, sin sermones ni falsa moralina ni excesos retóricos ni falsas esperanzas de hacer una revolución televizada, twiteada y iLiketivista... bueno, el libro es viejo, la versión francesa es como del 78, pero aún así una lectura indispensable para estos tiempos de escandalosa manipulación y sospechosismo.

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