viernes, 30 de agosto de 2013

Amos Oz - Contra el fanatismo

Reseña rápidona de un libro pequeño pero de contenido importante que no hay que pasar por alto: 


Amos Oz, Contra el Fanatismo

Es un libro conformado por tres conferencias que Oz dio en Tubinga, Alemania, en 2002 y 2003 por lo que se le conocen también como "Las conferencias de Tubinga", que podría ser un título más adecuado que el que tiene, pues contrario a lo que dice el título sólo la primer conferencia habla directamente del fanatismo y las otras dos son más bien sobre el oficio de escribir. 

La primer conferencia tiene un análisis interesante, no muy complejo, mezclado con algunos elementos anecdóticos de su propia vida en las que caracteriza de manera general a los fanáticos. Este es un punto que hay que considerar y agradecer pues no se trata de señalar y demonizar a algún grupo específico, nación, religión o ideología, sino que da una definición general que se puede aplicar a más de uno y que nos permite reconocer las actitudes fanáticas de muchas personas que podríamos considerar razonables y mesuradas, pero ninguno de nosotros está exento de caer en estas actitudes. 

La caracterización que hace del fanático como una persona mono temática, centrada en los demás más que en sí misma, sumamente gazmoña, hipócrita e incluso falta de sentido del humor es uno de los puntos mas importantes de su primer conferencia. No da la definición así, de golpe, como una definición de diccionario sino que a lo largo de la primer conferencia lo va delineando, lo va caracterizando, lo va definiendo poco a poco, mientras lo va criticando y al final pone en evidencia un punto muy importante para combatir el fanatismo, que no es ni la tolerancia al fanático y la aceptación dócil de cómo es, que es la solución fácil que como se podría asumir. 

No, lo que Oz nos propone es una cosa muy diferente, y de hecho es el punto común con las otras dos conferencias. El razonamiento de Oz es que las características del fanático tienen a encubrir o a borrar la alteridad, incluso a negarla. El fanático no desea la desaparición simple y llana de sus enemigos, quiere aniquilarlos para que sus semejantes, aunque menos radicales, se vuelvan como él: fanáticos. El enemigo externo es un medio para dominar al enemigo interno. 

La propuesta de Oz es sobre todo la aceptación de la alteridad y de la diversidad, pero sin ser una aceptación ciega, o dócil, sino que tiene que ser realista, incluso intolerante pero no violenta, dice que, antes que hacer el amor y no la guerra lo que hay que hacer es construir la paz y defenderla. 

Ese punto de vista es interesante, e impopular, la libertad y el amor y la tolerancia no son la solución para el fanatismo, sino de una forma de autocontención que puede ser intolerante, pero ojo: sin violencia, para mantener la paz todo lo que sea posible. 

Una lectura sumamente recomendable para los tiempos que corren en este país... y en muchos otros. 

No hay comentarios: