miércoles, 16 de diciembre de 2009

Digresión sobre los derechos humanos

Ayer por fin pude ver completa la película de Felipe Cazals sobre las Poquianchis, la había visto por pedazos y la versión de torrent que bajé le faltan los últimos 15 minutos, así que la busque en YouTube y descubrí dos cosas:

a) Esa Diana Bracho de jovenzona estaba grrrrrrr, la película de
Redondo lo confirma.

b) El terrible error de los que confunden derechos humanos con derechos civiles, jurídicos o políticos.


Entre los iluminadores comentarios del oráculo YouTube, que leí en lo que se cargaban las partes que me faltaba ver, de otra forma no lo habría hecho-, decían que las señitos poquianchis se merecían la muerte, que les cortaran las chichis, las lincharan, que en esa época las cárceles si eran un castigo y no como ahora que son como hoteles gracias a la CNDH.


¡Fua! Cuanta tontería se puede escribir desde el anonimato un perfil del YouTube, y sé que muchos allá afuera piensan que los derechos de los criminales deberían quedar anulados y piensan que los castigos corporales y violentos -como la pena de muerte o la castración química-, son aceptables. Como decía Arturo Montiel: los derechos humanos son de los humanos, no de las ratas. ¡Vaya tautología, señor exgobernador que resulto ser también un rata! Pero ese es el punto. Hablamos de seres humanos que pueden ser juzgados y condenados en el mismo nivel de lo humano, ni los animales ni los subnormales pueden ser realmente juzgados con las leyes humanas ni tener derechos humanos porque implica, de entrada, el reconocimiento de la igualdad ontológica con ellos, aunque moral y juridicamente haya diferencias.


Los derechos humanos son mas como el beso del diablo, a quienes se les reconocen es a aquellos que deben tener alguna garantía para preservar su integridad y dignidad sin importar su condición social, o civil, o como quieran llamarle, en una situación extrema donde de hecho peligra su condición humana. No es solo para los prisioneros de guerra o para los rehenes o secuestrados, es también para aquellos que infringen la ley, porque si no establecemos un límite por mínimo que sea, la justicia y la ley de pronto se vuelve ley del más fuerte y venganza. Los derechos humanos son independentes y diferentes a los derechos jurídicos y a los derechos civiles, violar los segundos no implica perder los primeros porque son inherentes, ontológicos, son la condición sin la cual no hay juicio posible, antes hay que reconocer que nos las habemos con un ser humano. Los derechos jurídicos y civiles son parte del contrato social que constituye la sociedad en la que vivimos, por lo tanto son morales, culturales, históricos.


La idea se me aclaró cuando justamente escuchaba a Sergio Aguayo decir que el problema no era que si debía dejar o no de combatir al narcotráfico, sino el problema de los fueros, que dan pie a los abusos y a la impunidad de parte del ejército porque no están sujetos al código civil de leyes sino a las suyas, son pues, juez y parte de sí mismos. La competencia de las leyes no puede reproducir -en teoría- aquello que castiga, sino, al que mate, sea como sea, llámalo asesino.


Los derechos humanos son los derechos fundamentales, cuando hablamos de ellos no hablamos de los derechos del trabajador ni del ciudadano, ni de discapacitados, o los indígenas o los negros, ni del zurdo ni del patizambo ni del rastudo que le gusta el reggae y fuma petas, son los derechos que hay que resguardar para cualquier persona, no importa ni su calidad moral ni jurídica, simplemente porque son personas con un nivel de raciocinio suficiente como para entender el concepto de responsabilidad, y que se les pueda imputar dicha responsabilidad y ser castigados consecuentemente.


Los criminales condenados pueden perder todos sus otros derechos menos los humanos pues eso los cosifica y anula la responsabilidad, y siendo delincuentes o criminales por supuesto que pierden sus derechos civiles porque han demostrado ser disfuncionales en su sociedad, no se sí deberían perder los derechos jurídicos porque no falta el delincuentazo con varo que se paga unos abogadazos y luego anda en la calle tan tranquilo como si nada pasara (incluyo a a tres cuartas partes de los políticos de este país sin separarlos en partidos).


Pero reconocer los derechos humanos de quien sea no es hacerle un favor, para nada, es reconocerlo como una persona, como un ser humano, al que se le puede castigar justamente porque es alguien igual. Kant dice que el ser humano puede ser mejor que los animales, cuando en el uso de su razón logra castigar y separar a los que atentan contra su sociedad a través de la ley y de las instituciones, o puede ser peor cuando usa esas razón y esas leyes y esas instituciones solo para infligir daños y castigos corporales que a veces huelen mas a venganza simple y llana que a justicia.


Los animalitos estan en el medio porque justamente son objetivos, no tienen retuecaros y segundas intenciones como sí los tienen todos los humanos. Y luego no falta que nos recuerden a Foucault que más bien piensa que la lucha de poder y las instituciones combaten a sus detractores segregando con una de dos fórmulas posibles: la criminalización o la locura, ambos puestos en reclusión con la consecuente perdida de sus derechos más fundamentales, pero el uso que le den justo entre oponentes por el poder es otra cosa que ahí luego comento.


Presiento que muchas opiniones divergentes en muchos otros temas convergen en esta misma idea montielista de que los criminales son ratas y no tienen derechos humanos, pero digo, no hay que ser, pobres ratas, ellas que culpa tienen que el ser humano sea tan... ¿humano?


Así que échen montón, a ver si muy machitos, jajaja, pero ya, saben que se les quiere bien y aprecio sus opiniones.


Fin del comunicado.

2 comentarios:

RubenDG dijo...

que no los derechos humanos que conocemos estas bajo una visión completamente occidental y no toman en cuenta la vision de otras culturas? es pregunta... y como cambiaría esto tu argumento... nos vemos el sabado?

ignacio bazan dijo...

Sí, ese es un gran problema y por eso no todo mundo los acepta, pues justamente como derechos fundamentales deberían ser parte de la definición del "ser humano", como una fórmula vacía que pretende ser universal y fija -transcultural y atemporal-, pero de entrada esa definición ya es occidental y occidentalizante. Estaría bueno discutirlo en Lectores Sociales en enero.

Nos vemos el sábado sin falla.