jueves, 22 de octubre de 2009

Breve reflexión a propósito del SME.

Pienso en la filosofía de Sloterdijk, él a su vez piensa en las esferas como metáforas de la vida humana, en tanto ente bio-psico-social, en las esferas se desarrolla la vida, y con ella la filosofía, la ciencia, el arte, etcétera. No hay ser humano que no pertenezca a una u otra esfera.

La esfera es el lugar de encuentro de los individuos, que gravitan alrededor de un centro, de una idea, una visión del mundo, una forma de ser. Cada esfera es independiente pero también está relacionada con las demás. Ha habido esferas muy grandes, como la Iglesia Católica en la edad media o los imperios de la antigüedad.


Hoy día las esferas se han diversificado, son muchas, demasiadas, a tal punto que el propio Sloterdijk reconoce que no existen más las grandes esferas, como las del renacimiento, simbólicamente representada en la bóveda celeste y en la tierra, la luna y el sol y sus relaciones, es decir, el fin del geocentrismo y el paso a la concepción heliocéntrica, el cambio profundo de la la idea del universo, así como el mismo renacimiento que recupera el antropocentrismo como motivo de reflexión filosófica después de Sócrates y Platón. Según Sloterdijk lo que hoy día tenemos es una espuma, una diversidad enorme de esferas pequeñas, atomatizadas pero que coexisten y se copertenecen y tienen relaciones a veces tersas, a veces tensas entre sí, pero se relacionan.


Yo no estaría tan seguro de que tal fuera la situación en la que nos encontramos hoy como país y como sociedad, me parece que los síntomas visibles a raíz del decreto presidencial del sábado 10 es muy diferente y mucho más agudo.


Pensaría más bien en las burbujas del jabón, que se dispersan, vuelan cada una por su lado, impulsadas por sus propias inercias, llegan a su cúlmen y revientan, esferas sociales, grupos políticos, de conocimiento, de poder, etcétera, cada una a la deriva sujeta a su propia lógica, atada a su propio destino sin interactuar nunca con las demás.


Desecho la imagen de la olla exprés tan recurrente en algunos pensadores y críticos y políticos y comentaristas de todas las ideologías. Pienso que en una olla de tales características estaríamos hablando de una sociedad cerrada en sí misma y aislada de otras (en una época de globalización generalizada no cabe dicha imagen); en cambio, las burbujas de jabón navegan libremente por el espacio.


También rechazo la imagen de la olla debido a que, si bien la presión es grande y las burbujas estallan con violencia dentro de la olla, hay una especie de resurgimiento, lo que explota en el nivel superior del nivel del agua vuelve al cuerpo general de la misma y se generan nuevas burbujas que estallan constantemente, es un ciclo de creación, desarrollo y destrucción continuos que nada tiene que ver con la situación de dispersión y atomización que quiero destacar. Sin embargo, es útil para señalar la presión violenta a la que hemos estado sometidos estos años.

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