lunes, 8 de diciembre de 2014

El 18 Brumario de Luis Bonaparte para legos Pt. 3

La entrada anterior explicaba algunos elementos del 18 Brumario y de por qué era importante re-leerlo ahora y de como es una de las piezas clave del pensamiento marxiano sobre la filosofía de la historia. Y de cómo a partir de éste podíamos hacer algunas críticas a los distintos movimientos sociales de este momento. Ahora señalaré algunas de las razones por las que es criticado/ble y detestado, especialmente por Jorge Cuesta. 

1.
Lo que Cuesta no soporta de Marx es no sólo la idea marxiana de que la historia tiene como único fin la revindicación de la clase obrera y de sus demandas de justicia social y de distribución de la riqueza. Parte de una crítica que no está del todo errada, pero que pone en evidencia las dos fobias de Cuesta: la religión y el proletariado y sus líderes. 

Digo que no está del todo errada porque la teleología de la historia marxiana, ese gran fin de la historia que es llegar al comunismo con justicia y y paz para todos, es ciertamente una especie de discurso religioso, aunque esté formulado a partir de supuestos y planteamientos cuasi científicos, hay veces en los que el método científico de Marx señala relaciones de causas y efectos muy acertadamente, pero falla en establecer las razones que dichas concatenaciones deberían derivar en lo que él dice que deberían derivar. Es decir, es bueno haciendo deducciones, pero pésimo con las inducciones. 

Jorge Cuesta era un intelectual muy peculiar, era científico y ateo, por lo cuál era fácil que advirtiera la contradicción entre el tratamiento científico de la historia al mismo tiempo que plantea que ésta respondiera a un plan mayor, que se dirigiera a un final inevitable. Su ateismo lo llevaba a detestar todos los rastros de una religión subvertida o transformada en una filosofía que daba esperanza a los desvalidos y a los desposeídos. Que tan clasista y que tan pequeño burgués pueda ser considerado Cuesta no lo sé, porque al mismo tiempo no toleraba a otros intelectuales más conservadores y alineados, tanto como a los más revolucionarios. Era una persona muy complicada. 

Un elemento que está muy poco estudiado, e incluso reconocido por los marxistas, son los elementos de influencia de las religiones católica y la judía. Si bien es cierto que Marx rechaza la religión, eso no quita que haya elementos, tonos, expresiones, etcétera de la religión cristiana, incluso de la judía, algunas cosas muy específicas de la Tora y de cábala. Porque, aunque a muchos de los izquierdosos les duela en el alma, Marx venía de una familia judía intelectual mas o menos acomodada, que renuncie a su herencia cultural y sus tradiciones es una cosa, que efectivamente se haya desprendido de algunos esquemas mentales, es otra muy diferente. Por eso hasta hace poco no se hablaba mucho de esa línea de pensamiento marxiano que es indudable que está ahí.  

2.
Ese es otro motivo de crítica, y a veces hasta de burla, como decía en la primer entrada, el pensamiento marxiano no es lo mismo que el marxismo, y apenas de unos años para acá se ha venido dirimiendo la diferencia, pues antes estaba efectivamente cooptado por los marxistas y estaba mal visto el estudio directo de Marx sin el contexto del marxismo, ser un revisionista era lo peor, no sólo un estigma intelectual sino que te podía mandar al Gulag (hoy día todavía hay quienes acusan de otros de trotskistas o maoístas como si fuera el peor anatema y estigma que exista). 

Dentro del marxismo dogmático, militante y organizado, que le causaba repulsión a Cuesta, hay, o había, un grupo dominante, que eran los líderes y que conducirían a los proletarios a la consecución de ese gran fin de la historia, o debería decir Gran Fin de la Historia, que es el comunismo, o el Comunismo, solo que antes hay que llegar al Socialismo, a partir del socialismo utópico a través del socialismo real, y no hace falta recordar los pésimos resultados de eso en tanto que fue real o práctico. 

Este dominio de una nueva clase o grupo es inherente al marxismo y tal vez propiciado por el propio Marx, pues si la historia tiende a ese gran fin, cabe esperar que todo lo que los líderes hagan por la consecución de dicho fin, aunque ahora, en este mismo momento parezca equivocado, no lo es, porque irremediablemente nos llevará a ese fin. Y eso pensando en que los líderes pudieran ser cuestionados ante algo que "aparentemente" está mal, porque la tendencia más bien era que los líderes siempre sabían lo que hacían e irremediablemente, aun con críticas y sabotaje de las naciones y potencias enemigas, el Gran Fin de la Historia era inevitable, y que mientras llegábamos a eso los que mandaban debían mandar y los que obedecían debían obedecer. Esa especie de secta dogmática que según Cuesta está en perfecta armonía con el discurso místico o religioso encubierto del marxismo...

3.
Otra de las razones por las que el 18 Brumario es sumamente criticable es su tono de admonición y su notable contenido coyuntural. 

Las ideas que he expuesto en estas tres entradas parecen muy elementales para un librito de casi cien páginas, bueno, no es un librito, es un ensayo que Marx escribe para una publicación de la época, mas bien ha cobrado relevancia por lo que decía de la cristalización del pensamiento marxiano de la filosofía de la historia, y que esa misma claridad y pieza central permitió al marxismo justificar mas de una barbaridad. 

La cosa es que mucho del texto se refiere a hechos históricos del pasado y de como los va relacionando con los hechos de la historia reciente de su momento, y a pesar de ello, las tesis fundamentales del texto se han mantenido con el paso de los años, porque Marx no era tonto, aunque sí tenga sus puntos débiles y criticables, pero es coherente con el resto de su pensamiento y lo coyuntural está como un ropaje que a veces puede parecer incómodo y no deja mucho espacio para lo importante, pero lo importante ahí está.

A manera de conclusión: 
No lo tomen a mal, yo soy de la idea de que Marx y su pensamiento sigue te mucha vigencia, mucha más de la que los dogmáticos a favor se imaginan, y mucha más de la que los dogmáticos en contra quieren reconocer. Peor mi idea es muy clara: hay que estudiar a Marx directamente y al marxismo como una pieza histórica pero no como una interpretación válida y establecida. 

Nota muy personal: 
Releyendo el 18 Brumario en el tomo de mi padre de Obras de Marx y Engels, con solo ver la tipografía y la formación de la página tuve un flashback de cuando lo leíamos en los círculos de lectura con mis amigos del Colegio Madrid en secundaria, y que la primera vez que alguien me habló de Marx fue mi padre cuando era chico, tenía un póster de Marx enfrente de su escritorio y alguna vez le pregunte si él y Jesucristo eran la misma persona, ese día me platicó de lo que era el capitalismo y el socialismo, todavía existía el real, debe haber sido el 87 u 88... Creo que en el fondo las interpretaciones dogmáticas de ambos pensadores no están tan lejos la una de la otra.

También pensé en una chica que conocí hace poco pero que es prima de un buen amigo, y que le parecía de lo más extraño que tuviéramos un círculo de lectura en la secundaria en vez de haber formado un equipo de fútbol, cuando le recordé que desde entonces conozco a su primo, dijo que todo tenía sentido. Debería llamarla no más para saludar. 

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