viernes, 5 de octubre de 2012

Empieza el último cuarto del año

Generalmente en septiembre vuelvo un poco a la vida social, aunque este año me mantuve aun al margen no sé muy bien por qué. Pronto tendré que ir a la U y a la Facultad a terminar unas cosas y empezar un montón más que ya ni sé qué vale la pena y que no... 

Tengo que ver a MFlores, tengo meses postergando la llamada para vernos y platicar de un proyecto específico, lo que pasa es que no quiero verla y que le cuente mis choco aventuras y me vuelva a decir que... bueno, lo que siempre me dice y darme cuenta de que como siempre tiene razón (y por eso la quiero pero también por eso la evito), además se me fue el pedo horrible y olvidé su cumpleaños hace unas semanas, ni pedo...

Del mismo modo tengo que evaluar y pensar con qué cosas sigo y cierro el año y con cuáles no. Cada año cuando comienza la recta final debo decidir que lecturas voy a terminar y cuáles dejaré para el próximo año, ya sean de trabajo o de gusto, generalmente las del trabajo terminan por imponerse a las que son por gusto. Este año dejaré a un lado a Shakespeare y Popper, pero de Popper no lo sé con seguridad porque algunas cosas me servirán para el trabajo. En realidad lo que debería hacer sería tomar decisiones equilibradas, de las lecturas pendientes de placer, ver cuales sigo y cuales dejo, y las de trabajo lo mismo... lo raro es que uno lea filosofía por trabajo... y por gusto, como yo ahora con Popper. Supongo que a los colegas les pasa, terminar leyendo filosofía por trabajo y por placer, a veces la misma obra cae en los dos ámbitos.

Y hay cosas que uno lee por gusto pero terminan siendo una chingadera, como una novelita  que recién leí, es de un autor que no citaré directamente porque tiene muchos fanES muy trolles y hueva intentar explicarles por qué es pretenciosa, obvia y superficial la novela en cuestión y en general sus demás "obras". Y es que, aunque te la leas en una tarde, sigue siendo una perdida de tiempo que uno puede aprovechar en otras cosas pero está bien leerlo para poder decir: "ese güey no escribe nada" con fundamentos... en fin.

Poco a poco y sin darme mucha cuenta me convertí en un ermitaño misántropo onda Unabomber, pero no me quejo ni lo celebro, solo me doy cuenta. Parte del problema es que, por ejemplo, la mitad de los tutoriales de fotografía no los he terminado ni publicado porque tendría que ir a la ciudad por material y eso no me entusiasma tanto... veremos, como acaba el año.

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