martes, 12 de abril de 2011

Decisiones de 30 años

Recientemente lo he pensado mucho, o más bien acabo de tomar la decisión, que cuando yo me muera, a diferencia de Julio Haro, no quiero que me tiren a un lote baldío, sino que me gustaría donar mi cuerpo, no tanto a la ciencia, porque ahí o terminas plastinado o despedazado en una mesa de estudiantes de medicina, sino donarlo a otras personas.

Mas noble y humano es donar los órganos a quienes le hagan falta, eso enoblece y agrandece cualquier espíritu, y me marca la pauta de los siguientes años -mis siguientes años, ya sea que viva muchos o pocos-, debo revertir parte del daño que me he hecho a mi mismo de tantos años sin hacer realmente nada de ejercicio, fumando, emborrachando y demás actividades recreativas que están bien pero no son lo único que hay, y que son parte de mi vida de hace 15 años, los siguientes 15 deben estar enfocados en cuidarme mucho mucho más...

Se que en los últimos días he andado un poco cínico y sanguinario y burlesco, pero esta es una decisión bien meditada y consciente y que hasta cierto punto me hace contento, y que marca un "antes y un después", aunque espero que no haga falta cumplirlo pronto, pero es mi deber que cuando llegue el día que haya que cumplir, no sea como el bazar bartiano en el que todo se tiene que ir por un par de dólares o una mejor oferta...

Yo ya se que esos dinosaurios de esponja ni se inflan tanto ni les sale un liquido chistoso.

Por si alguien mas se interesa, lean este enlace:

Y ya luego si quieren:

2 comentarios:

rbm dijo...

Vientos Nacho. Es una decisión muy humana, sí puedo decirlo así.

ignacio bazan dijo...

Gracias Rayo, es una decisión rara, ni siquiera muy difícil, lo raro es que pues uno no va por la vida pensando en la muerte pero sí te puedo decir que hasta cierto punto aliviana un poco la relación con el impulso de Tánatos, jajajaja ya en la onda técnico científica psicológica.

Un abrazo.