viernes, 29 de marzo de 2013

Gaos y la vocación filosófica

Esta reseña la dividiré en dos partes, una sobre comentarios generales, y la otra será de algunos comentarios un poco mas filosóficos, pero seguramente no mucho, porque como estoy en contra de la forma en que Gaos y sus alumnos hacen, o hacían filosofía, pues lo mas seguro es que sus fans digan que hago de todo menos filosofía, ya saben: rigorista, formalista, analítica, lógica, pero como diría el Bananero... mmmh no, mejor no lo cito. 

El libro en cuestión es este:

Es un pequeño volumen pero no por ello es menos denso. En cuanto a los comentarios generales hay que decir que, si ustedes alguna vez se han preguntado cómo se hace la filosofía y qué es lo que nos conduce a ella deberían darle una leída a este libro que recopila y ordena algunas sesiones del seminario de Filosofía Moderna que conducía Gaos, en el que se puede leer como los alumnos y el propio maestro exponen sus ideas sobre la vocación filosófica -lo que nos lleva a ella, a estudiarla, a trabajarla- y cómo cada uno de ellos plantea preguntas, observaciones y objeciones sobre los puntos de vista de los otros. 

Es una especie de resumen muy básico: la filosofía se hace en el diálogo, pero también leyendo y escribiendo, exponiendo ante otros, recibiendo y haciendo críticas, observaciones y objeciones. Ciertamente el tema puede ser cualquiera pero no se trata de decir cualquier cosa, digamos, hace falta tener buenas razones y argumentos, ideas claras y saber lo que dices. 

Ahora, sobre lo filosófico propiamente dicho, es notable por un lado que la relación entre los alumnos no es tersa y que mucho de la discusión discurre entre argumentos más o menos objetivos pero rodeados de muchas observaciones personales ofensivas, concretamente la discusión entre Villoro y Uranga. En cierta forma esto se agradece porque nunca usan como argumento un ataque personal, la falacia ad hominem, cuando, en los tiempos que corren actualmente, el ataque personal ha sustituido las buenas razones y los buenos argumentos. Lo otro que es notable es que el tema que discuten, la vocación filosófica no resultaba ser un tema muy atractivo para los alumnos. Uranga escribe sobre la vocación filosófica pero un poco como se le da la gana, no es muy filosófica su primer intervención; la intervención de Rossi es muy buena y quizás la más orgánica. 

En cierta forma Guerra escribe un mero esquema de algo debería haber desarrollado pero va más allá de presentar ideas generales, cabe suponer que el desarrollo de sus ideas lo dejó para las sesiones mismas del seminario y que no recuperaron del todo en este volumen pues su intervención se siente un poco deficiente. Villoro es el más analítico de todos, lo cuál significa dos cosas, claridad y organización en su discurso, pero también cierta frialdad en el tratamiento de un tema que debería haber sido, quizás, mas apasionado, se da el lujo de responder los ataques de Uranga y de hacer él mismo otros sin despeinarse, como casi toda su filosofía. 

La exposición de Gaos tiene un punto incómodo, y que es el blanco de todas las críticas de los alumnos, y es que si bien para discutir la vocación filosófica hay que ser autobiográfico, es decir, a la pregunta de por qué hacemos filosofía hay que pasar por el cómo y el por qué nos acercamos a ella, lo cuál hace cuestionable que sea un verdadero problema filosófico pues es un "asunto" particular, cada quién ha llegado a la filosofía de diferentes maneras y no hay modo de unificar o de ser realmente objetivo. Pero lo que lo hace ciertamente incómodo es el tono confesional de Gaos, no es que simplemente exponga su autobiografía para dar cuenta de su vocación, sino que se siente más como una justificación que una exposición. 

Y parte de lo confesional/justificación de la exposición de Gaos es sobre las razones por las que nunca ha logrado concretar su pensamiento en una obra filosófica orgánica y bien estructurada. Lo cual es cierto, en general las obras de Gaos se sienten como esbozos, como meras aproximaciones que nunca terminan de concretarse del todo. Pienso en otros filósofos, concretamente en Nicol, que es el tipo de filósofos que son mal vistos y en cierta forma denostados en el algunas partes del texto, como mencionaré más abajo. 

Contrario al trabajo de Gaos, la filosofía de Nicol a veces parecería repetitiva y re-cursiva pero no tanto porque él mismo se repita, sino porque en cada parte de su filosofía hay reflejos e hilos conductores a todas las demás "partes" de su pensamiento, produce esa rara sensación de leer a Nicol y recordar cada una de las partes en las que ha expuesto las ideas relacionadas con las que le ocupan en el texto en turno, por ejemplo, cuando habla sobre la vocación filosófica en los distintos artículos del libro La vocación humana (escritos entre 1939 y 1952) hasta El problema de la filosofía Hispánica o en la Metafísica de la expresión, La idea del hombre (las dos versiones de cada uno de ellos)... no sé, creo que no fui muy claro y creo que sobra decir que soy fanS de Nicol... 

Lo que me lleva a lo siguiente. 

Debería ser un poco mas cauto y argumentar mejor lo que sigue, pero nah, son vacaciones. 

Parte del problema que encontré en el texto es el enfoque analítico militante que tiene. Es por todos sabido que entre analíticos y "continentales" la relación es tensa, no están de acuerdo en muchas cosas, como por ejemplo, qué es la filosofía continental, que va desde el existencialismo, la fenomenología, el deconstructivismo, la hermenéutica, la metafísica y en general todo lo que no está cimentado firmemente en el análisis lógico y formal del lenguaje (para muchos otros dicho análisis lógico formal tampoco es filosofía, pero bueno). 

El problema que veo es que no hay exposición de los participantes del seminario que no tenga un ataque contra las tradiciones filosóficas distintas a la analítica, quizás Rossi sea el mas objetivo y centrado en su tratamiento de lo que es distinto a su propia corriente filosófica, pero ni Gaos, ni Villoro ni Uranga presentan buenos argumentos contra la metafísica pues curiosamente la confunden continuamente con la teología o la llana religión, siendo analíticos deberían haber tenido más cuidado en sus críticas y en la definición de sus conceptos, lo cuál no necesariamente es así, al menos no con lo que consideran filosoficamente irrelevante, o todo lo que no es filosofía analítica.

La sensación que me queda es que no hay derecho de replica, discuten entre ellos y las posibles objeciones que otros filósofos pudieran hacerles, digamos que hay una ausencia notable de otros filósofos, pero bueno, por alguna buena razón dichos "otros" filósofos no estaban en el seminario de Gaos. Lo incómodo es que aún hoy día hay quienes esgrimen los mismos dogmas anti-metafísicos y pro analíticos que los miembros de este seminario que tomó lugar hace unos 50 años o más. A la pregunta de porque un seminario de hace mas de 50 años es relevante creo que una buena respuesta es que muchos siguen convencidos de las mismas ideas militantes de la tradición analítica y el desprecio por la metafísica y la idea de que son los "metafísicos" los que atacan a su "rama" de la filosofía constantemente cuando, cada vez que leo algún filósofo analítico, no pierde la oportunidad de atacar a la "rama" metafísica. Ahí no más. 

El dato curioso: de los cinco participantes del seminario de Filosofía Moderna sólo uno esta vivo y sigue publicando: Villoro y ha modificado algo su rigorismo filosófico analítico; todos los demás, Gaos, Guerra, Rossi y Uranga murieron. 

Es un buen libro digamos, para honrar su memoria, aunque uno no siempre esté de acuerdo con ellos y para honrar la forma en que se hace la filosofía, o para honrar a la filosofía misma.

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