Pero tampoco hay que olvidar que no sólo es un derecho -por eso es libre, universal y secreto-, también es una obligación en tanto queramos participar en la vida política de nuestro país, incluso no decidir en una posición política, blandengue y maricona, pero no vine a trolear, solo a recordarles que no votar es una decisión también política y que anular no es votar sino botar indirectamente a quienes quizás sean mejores opciones. Y que aunque tampoco se trata de votar por el menos peor si ustedes no se sienten representados por ninguna de las fuerzas políticas oficiales, entonces apoyen a las opciones marginales que surgen y necesitan apoyo en muchos aspectos y construyan las opciones que sí los representan.
De modo que votar también es una responsabilidad, no debería hacerse a la ligera, porque lo que estamos eligiendo -o si estamos eligiendo no elegir- es quién va a gobernar este país durante seis años, y con que aliados y con qué programas y con que miras a futuro y demás lugares comunes de toda elección y sus campañas, donde lo único que no nos recuerdan es eso, que hay que hacerlo con responsabilidad.
Pero, como el voto es libre, universal y secreto cada quién sabrá y tendrá que responder ante todos los demás ciudadanos, de manera respetuosa e inteligente y no como se suele hacer, comprometer su voto por miedo o razones superficiales o que nada tienen que ver con lo político y lo administrativo.
Votar no es simplemente escoger a uno y a ver que pasa, es una especie de depósito de confianza y de un encargo, un contrato social, ni más ni menos que el de conducir las políticas públicas, económicas, de seguridad y sociales de un país, sea presidente, diputado, senador (federales y locales), alcalde jefe de gobierno, gobernador, delegado o presidente municipal, etc...
No creo que la democracia representativa como la que tenemos sea lo mejor, pero es lo que tenemos y hay que trabajar por mejorarlo. Los veo en las casillas y después.
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