A mi también se me va la lengua

No crean que no, o que aquí solo critico a los demás. Y retomando el argumento de Homero Simpson de que si alguien es tan tonto como para comerse la crema de afeitar de los Borbotones merece morir porque es el tipo de error que yo cometo casi siempre.

Les contaré un par de anécdotas en las que no se si es exceso de honestidad, u honestidad brutal u honestidad bruta, hay veces en las que a media frase me doy cuenta de que ya metí la pata y no sé bien como echarme para atrás.

Hace unos meses platicaba con Evita, la secretaria de Producción en Radio U. Cabe decir que es una persona grande y es muy seria y muy trabajadora, pero hace unos meses su correo se infectó con un virus y empezó a mandar Spam, no se ni quiero averiguar más sobre cómo pasó eso, pero mientras platicábamos le dije para animarla que cualquiera que abra uno de esos correos y vaya al link enviado merecía tener spam en su correo-e... luego luego me di cuenta de la tontería que acababa de proferir y añadí:

- digo, usted no, pero alguien que no se dé cuenta de lo falso que es un mensaje con su dirección sobre un sitio de citas con ukranianas que llega a las 4 de la mañana sea puro spam, ese sí se lo merece.

Ella sólo se rió y me dijo que a veces le pasaba a cualquiera y que sí, tenía razón, había que saber distinguir lo legítimo de lo falso.

Otra fue una vez que platicaba con una chica con la que medio salía y con la que medio quería saber qué mas podía pasar, en otras palabras me la estaba ligando -odio la expresión pero bueno-. Me contó que su primo que acababa de morir en un accidente automovilístico saliendo de un aaaantro broder, una razón más para apoyar los programas de alcoholímetros bien aplicados-, me contó toda la anécdota incluido el nombre del lugar, que era un juego de palabras bastante idiota y chafa. Unos días después abrieron una sucursal al lado del estadio de CU y salió en una plática de cómo los chavitos que iban a ese lugar salían muuuuy mareados y luego los atropellaban y le dije que cualquiera que fuera a ese lugar con su actitud de mirrey inmortal todas las puedo merecía morir... Y de pronto como un relámpago me acordé de su primo que chocó saliendo de una sucursal del mismo lugar. Silencio incómodo.

Después se lo conté a mi hermano Alvaro y se cagó de la risa y me hizo ver lo fundamental de mi error, con un poco de humor se me paso la amargura y la vergüenza por mis meteduras de pata.

En un par de semanas será el aniversario luctuoso de este chico. No me sorprende que nunca hayan fructificado mis avances con su prima, soy un idiota, ya nada más queda reír... ¡ja!