jueves, 31 de octubre de 2013

Roberto Bolaño - Los detectives salvajes

Este libro me lo recomendó Tets al principio del año y no sé muy bien porque lo postergue tanto, pero bueno. Sirve para el final de año para irle bajando a la densidad de algunas cosas que leí y de algunas que reseñé antes. 



Debo admitir que una de las razones por las que posiblemente no lo leí de inmediato es que tiendo a desconfiar de los libros muy apreciados y muy recomendados por mucha gente, no de Tets, pero cuando vi que este era uno de los libros preferidos de mucha gente empecé a hacerme ideas negativas de él. Además, leyendo la reseña de la parte de atrás hubo algunos elementos que me hicieron sospechosear que era muy parecido, al menos en su premisa, a V de Pynchon, que es uno de mis autores preferidos de toda la vida. 

Sin embargo este es uno de esos libros que empiezas a leer y dices "bueno, el primer capítulo a ver que tal" y cuando te das cuenta llevas las primeras 150 páginas y no puedes dejarlo y tienes unas ganas tremendas de volver a él en cuanto puedas y te lo empiezas a chiquitear en las últimas 50 páginas porque no quieres que se acabe. Definitivamente Bolaño es uno de eso autores que tienen su reputación cimentada sobre algo real: su obra, por lo que se convierte en uno de esos autores cuya obra devoras en cuestión de meses y luego releerás por muchos años más. 

Dado que es una novela no hay forma de reseñar la trama o las ideas principales sin arruinarle a los posibles lectores algunos detalles o lo que llaman los espóilers broder, osea unos espóilers. Pero si puedo comentar algún par de cosas mas bien sobre la forma y algo sobre el contenido.

Lo que me recordó a V de Pynchon es precisamente el centro de la trama de la novela: la búsqueda de una mujer misteriosa a través de muchos años y muchos países, en el caso de la novela de Pynchon es precisamente la que le da el nombre a la novela; en el caso de la de Bolaño es una escritora posterior a la Revolución Mexicana, Cesárea Tinajero. Lo que particular e interesante a la novela de Bolaño es que los personajes principales no están en primer plano, los Detectives Salvajes, Arturo Belano y Ulises Lima no son los que cuentan la historia, y Cesárea Tinajero es el misterio no resuelto de la novela (y no es diré si la encuentran o no). Es una historia que se narra de manera indirecta. 

La novela está dividida en dos partes, la primera y la tercera son el diario de Juan García Madero, de cómo conoce a Arturo Belano y a Ulises Lima, como se integra al grupo de poetas, escritores y artistas que fundaron los dos poetas principales, y las aventuras que tienen en su búsqueda de la poeta Tinajero. Cuenta también algunas de sus propias aventuras de cómo se va integrando a un grupo de amigos, un grupo amplio de personajes que son todos memorables. La parte de en medio, la segunda, esta contada a través de testimonios de muchos otros personajes, como si fuera el material de un documental sobre los Detectives Salvajes y su búsqueda de Cesárea Tinajero, es de nuevo una narración indirecta en la que todos los personajes hablan de los principales pero estos no tienen voz propia, a pesar de atravesar la novela de tapa a tapa. 

Este estilo fresco y diferente, casi experimental es una de las razones por la cual la novela es tan disfrutable, así como el estilo del propio Bolaño y los personajes, no hay nada que sobre en esta narración, creo que es una de las mejores cosas que he leído en el último par de años por lo menos. Es por lo tanto, una novela que es muy recomendable y que hay que leer. 

Como nota anecdótica hay partes del libro, situaciones, personajes, ideas que me recordaron mi propia juventud y que esta novela que de haber conocido antes hubiera servido como es una especie de canon o modelo de lo que yo quería escribir justamente en mi adolescencia, por ahí del 97-99. Justo una historia en la ciudad, en el DF, donde un grupo de personas interactúa de muchas maneras entre sí y que la ciudad y el paisaje sean un personaje más. 

La novela de Bolaño no tiene los elementos sobrenaturales que mi primer intento de novela sí tenía (de la que ya hablé en oooootro blog muchas veces), pero si tiene dos características que CAzar elogio mucho en mi trabajo cuando leyó mi manuscrito: la capacidad de combinar el diálogo interno y el diálogo entre los personajes (aunque a veces eran un poco inconsistentes en cuanto a tono e intención -y calidad, el no lo dijo pero es la neta-) y lo que el llamó "una capacidad rara de seguir al personaje por donde quiera que vaya sin interferir y sin imponerle nada", cosa que esta novela también hace bastante bien. 

Debería visitar a Carlos algún día, lo vi hace no tanto pero era una situación... extraña, y de hecho ese día estaba con Tets y Lu. Hay mucha gente con la que debería re-conectarme y ahora que lo pienso, en parte de eso trata la novela de Bolaño, cómo conoces gente cuando eres muy joven que va definiendo muchas cosas de las que terminas haciendo cuando eres adulto... o las que terminas por abandonar.

Aún queda mucho por hacer, saludos a todos.

lunes, 7 de octubre de 2013

Empezando una doxografía con un fragmento

El rechazo sin ambages y sin matices, ya sea de la filosofía, el pensamiento o el trabajo de algunos autores o de ciertas épocas, es sin duda un síntoma equívoco: puede ser por dogmatismo, o por ignorancia... Aunque en ambos casos el rechazo opera básicamente igual y son igualmente alarmantes, de modo que no sé si realmente se puedan distinguir al final de cuentas. 

Un día de estos empezaré a escribir la Gonadología, será el compendio de las afirmaciones y ataques gratuitos y/o temerarios entre filósofos... pero también incluiré algunas cosas de gente común y corriente.